ROCA.- "Un bailarín sin escenario no existe", afirma sin dudar el director del Ballet Español y Folclórico de Fundación Cultural Patagonia, Armen Grigorian. Y como para que esa convicción se transforme en una realidad rodeada de la iluminación, el vestuario y todos los ingredientes para que un espectáculo se apodere del escenario, cada año, el cuerpo de danzas presenta nuevas propuestas. Proyectos que requieren mucho esfuerzo y dedicación y que se trabajan día a día durante meses en las salas de ensayo de la institución.
En esta oportunidad, "Noche de nostalgia", mezcla algunas reposiciones con nuevas coreografías, todas generadas en el seno mismo de la agrupación.
Grigorian, con la asistencia de Diana Fermanian en Español y Cristian Mauna en Folclore, fueron los creadores de las nuevas rutinas que dieron a conocer al público roquense hace quince días con localidades agotadas, y presentan nuevamente hoy, a las 22, en el Auditorio "Ciudad de las Artes", Rivadavia 2263 de esta ciudad.
Las localidades anticipadas estarán en venta hoy, de 9 a 12.30 en Secretaría de Fundación Cultural Patagonia, Rivadavia 2263; y de 10 a 12.30 y de 17 a 20 en Tucumán 782 de Roca. El valor de las mismas es $ 8 para estudiantes del IUPA, $ 10 para docentes del IUPA, estudiantes en general y jubilados y $ 15 para el público en general.
En cada paso, cada movimiento, cada mirada, está implícito el deseo de arriesgar en un repertorio en el que la innovación exige más esfuerzo que en las danzas clásicas. A diferencia de ésta, en la que hay un amplio abanico de posibilidades con coreografías establecidas, en los ritmos españoles y folclóricos el desafío es mayor debido a que no existen tantos antecedentes.
Sin embargo, esto genera una gran oportunidad para la creación constante. En "Noche de nostalgia", la idea principal fue la fusión de ambos estilos para que el atractivo sea más interesante para los espectadores. Como sostiene Grigorian: "Una vez que el folclore sube al escenario, deja de ser una danza de peña, se estiliza. Lo mismo ocurre con el flamenco de tablao". Sin ninguna intención de restarle valor a estos estilos, la diferencia se establece como una marca registrada.
El Ballet Español y Folclórico forma parte, junto al Clásico, del Ballet Río Negro de Fundación Cultural Patagonia. Luego de realizar espectáculos en conjunto durante muchas temporadas, en 2003 realizó su primer evento en solitario, "La cuna de mi alma". Los estrenos se sucedieron con "Amor brujo", que arriesgó al utilizar una historia clásica y trasladarla al repertorio español. Con "Sueño flamenco", apostaron a un relato que se entrelazaba a través de las distintas coreografías. En los últimas temporadas se sucedieron "Levantando vuelo", "Cruz gitana" y "El eclipse".
La creación del cuerpo de danzas no sólo permitió la génesis de nuevos proyectos, sino que también logró que el vínculo con la Escuela de Danzas del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) fuera aún más estrecho. La posibilidad de que los alumnos avanzados de la carrera realicen sus primeras armas sobre el escenario fue siempre uno de los objetivos fundamentales. Desde el nacimiento del Ballet Español y Folclórico, el interés aumentó con el crecimiento de la matrícula y un factor fundamental: una gran cantidad de hombres se interesaron por la disciplina. Esto permitió que en la amplitud del Ballet Río Negro existan, en la actualidad, más de veinte bailarines masculinos, algo muy complicado de lograr.
A esto se suma la posibilidad que brinda el director para que un nutrido grupo de profesionales pueda formar parte del proyecto. "En este espectáculo hay muchos bailes grupales. El trabajo fue hecho para que todos los bailarines tenga participación. Son diez números, la mayoría grupales, para que todos se luzcan", sostiene con orgullo Grigorian.
Mientras se ultiman los detalles para la función, las ideas para el futuro crecen. Los proyectos incluyen una coreografía folclórica, con un relato que relacione el fin de la dictadura y la llegada de la democracia en nuestro país, con el objetivo de participar en el Festival de Cosquín en el 2011. Y también la adaptación de la clásica obra "Medea" a los movimientos españoles.
Roca es el lugar de las primeras presentaciones de "Noche de nostalgia", que seguramente recorrerá luego las ciudades de Río Negro y de Neuquén. El cansancio en el rostro de Grigorian denota el esfuerzo pero también satisfacción. Los ritmos españoles y folclóricos se apoderarán del escenario y la pasión de estas danzas dominará al Auditorio. Como un nuevo argumento que apoya la afirmación de que no existe bailarín sin escenario, pero tampoco sin un emocionado público.