ROCA (AR).- Por el sangriento crimen de Leonel Manrique, de 16 años, será juzgado a mediados de este mes un conocido delincuente de la zona, recapturado en junio pasado instantes antes de cometer un atraco en una céntrica casa de recaudación de Cipolletti. Carlos Alberto "Chupilca" Bustamante estaba prófugo de la ex Alcaidía de Roca cuando lo atrapó la policía cipoleña. Allí cumplía condenas por distintos robos, todos cometidos a mano armada. Pero ahora la acusación que pesa sobre él es mucho más grave y podría recibir una pena de entre 8 y 25 años de prisión si resulta condenado por homicidio en la Cámara Criminal Segunda de Roca, donde se realizará el juicio oral y público el 19 de octubre próximo.
Manrique apareció muerto de un tiro en el rostro, dentro de un auto robado que la policía encontró en cercanías del acceso a Fernández Oro en la madrugada del 18 de febrero de 2007. El chico vivía en las 1.200 Viviendas de Cipolletti y al parecer, horas antes de los confusos hechos que derivaron en su muerte, había participado -junto con otros dos adolescentes- del robo del Fiat Duna, en las 400 Viviendas de su ciudad natal. Con el auto robado habrían ido hasta Allen y en el barrio Colonizadora, según indicaron los investigadores por entonces, los menores habrían protagonizado un violento enfrentamiento con una patota, posiblemente liderada por "Chupilca" Bustamante.
Lo más confuso del caso es que Manrique habría sufrido el balazo en Allen y habría sido trasladado en el auto de regreso a Cipolletti, sentado en el asiento del acompañante del Fiat Duna, ya muerto o moribundo. A unos tres kilómetros al este de Fernández Oro, cuando el coche robado era conducido por la ruta "chica", se produjo el reventón del neumático delantero derecho. Eso no impidió a los acompañantes de Manrique seguir el veloz viaje, hasta que finalmente se hizo imposible continuar.
El auto quedó abandonado cerca de la curva de "Ceferino", por la ruta 65, a unos 100 metros de la estación de servicios que está en uno de los ingresos a la ciudad. Todo ocurrió muy rápido, ya que entre la denuncia del robo del Duna en Cipolletti, cerca de las 5 de la madrugada, y el momento en que la policía de Fernández Oro encontró el auto con el chico muerto en su interior, no habrían pasado más de tres horas.
Los dos menores de edad que acompañaban a Manrique fueron rápidamente ubicados por la policía y aportaron su versión de los hechos. Otras investigaciones -que fueron desde testimonios hasta pericias médico forenses- llevaron a la justicia a imputar en el caso a Bustamante.
Ahora el conocido delincuente deberá enfrentar la acusación que sostuvo en la etapa de instrucción la fiscal Elsa Alasino (quien excepcionalmente actuaría como fiscal de Cámara en el juicio). Sólo cuatro testigos serán citados a declarar en el debate oral y público, del que también participarán los familiares de Manrique, como querellantes, y la asesora de Menores, Mónica Belenguer, en representación de la víctima fatal. La defensa de Bustamante estará a cargo del abogado oficial Gustavo Viecens.