Es un país con tantas variantes que cuando uno lo recorre siente que está recorriendo cuanto menos culturas diferentes. Tal vez por las edades de las provincias, por el clima, vaya uno a saber por qué, pero esta Argentina muestra facetas tan diferentes que parecen varios países en uno.
Claro, hablamos en un extremo, la Patagonia por ejemplo, de ciudades muy jóvenes, de cien años o menos y en el otro, de ciudades de más de 400 años, como Santiago del Estero, de ciudades como Salta, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán, muy emparentadas con la historia y las costumbres del país.
Pero las migraciones internas hicieron que este país se mezclara tanto que a veces parece un país con varios países adentro.
Eso porque vinieron del norte al sur, donde las corrientes migratorias no eran tanto italianas como sí lo son en esta parte del país, sino más bien turcas, libanesas y españolas. En el norte, salvo Córdoba, no hubo inmigración alemana ni holandesa, pero esas corrientes sí se dieron en otras partes de la Argentina, en especial los grandes centros urbanos, elegidos por viejos y actuales inmigrantes por la mayor demanda laboral, trabajo garantizado sostenían en algún tiempo.
Pero eso sucede hoy mismo, donde bolivianos pueblan parte de la Patagonia y no se quedan tanto, por cuestión de oportunidades, en el norte de la Argentina. Y pasa algo parecido con los chilenos, que son muchos en la Patagonia y muy pocos en el norte.
Es decir, culturas, costumbres, hasta esos idiomas propios de cada uno, pueblan una Argentina llena de gente y despoblada a la vez, pero cargada de culturas diferentes. Sí, ya sé, para los más detallistas, no es que chilenos, bolivianos y argentinos tienen idiomas diferentes, pero sí tienen características propias que les dan identidad.
¿Y a qué viene todo esto?, a que en medio de un mar de culturas y costumbres, la gente fue elaborando su propia identidad y su propio idioma, tan propio que lo que para unos es una antigüedad, para otros es una falta de respeto.
El uso del "usted", todavía está en plena vigencia en el noroeste argentino y en una amplia región del país, sobre todo rural, pero no tanto en las ciudades más jóvenes como las que tiene la Patagonia.
En el norte, por ejemplo en Catamarca, La Rioja, Tucumán, Salta, Santiago del Estero, a los padres se los trata, todavía de usted, lo mismo que al médico, al juez, a la maestra, al cura, a todo aquel que implique autoridad y más edad que uno. Tal vez las generaciones más jóvenes empezaron a cambiar esa costumbre, muy ligada al respeto, pero llevará años desterrar esa terminología que se utilizó siempre.
Claro, las provincias del norte tienen muy arraigado el tradicionalismo, muchas veces exagerado que distingue a las personalidades del pueblo y las pone en un pedestal. Allí incluye el trato de usted que lo sitúa un escalón más arriba, muchas veces innecesario, muchas veces inmerecido.
Claro, para muchos tal vez se trate sólo de una antigüedad.
Pero no es una falta de respeto tratar de vos a alguien, ocurre que no se dio ese cambio que se fue dando en otras partes del país, del usted al vos, ese cambio que en cierto modo iguala, cuando un hijo o hija le dice vos a su padre o madre, ocurre que le quita toda la formalidad del trato que en muchos casos es una barrera.
Y también los hay del otro extremo, aquellos que no tratan de usted a nadie.
Este país muestra como este ejemplo, miles de diferencias en el trato, desde el mismo hogar, la parada obligada en la estación de servicios, un trámite bancario, una ida a un restaurante. Y ni hablar de aquellos que fueron a la escuela en una provincia del norte y una del sur, que sintieron en carne propia cómo parecían dos países diferentes.