BUENOS AIRES.- Familiares de soldados argentinos caídos en la guerra contra Gran Bretaña por las islas Malvinas en 1982, que viajaron al archipiélago del Atlántico sur en un vuelo acordado entre ambos gobiernos, inauguraron ayer un cenotafio en el cementerio de Darwin, donde reposan los deudos.
La inauguración consistió en una ceremonia religiosa oficiada por un sacerdote católico, a mediodía de una jornada de intenso frío y fuertes vientos, en la que participaron los 170 familiares que integraron la delegación y autoridades británicas locales.
El contingente, el primero de dos previstos y que sólo estuvo 5 horas en suelo malvinense, había viajado por la mañana en un vuelo regular de la empresa chilena LAN desde Río Gallegos.
Allí los despidió la presidente de Argentina, Cristina Kirchner, quien proclamó "gloria y honor a los caídos en Malvinas" y reiteró el reclamo de soberanía sobre las islas.
"Un día de este siglo un presidente argentino va a ir a rendir homenaje a sus muertos, en nombre de los derechos legítimos que tenemos sobre esas islas, en nombre del derecho de la comunidad internacional, porque deberán entender (los británicos) que no pueden existir enclaves coloniales en pleno siglo XXI", dijo la mandataria.
"Ustedes no solamente van a ver a sus muertos, sino a los muertos de todos. Hay 40 millones de argentinos que les rinden homenaje junto a ustedes", expresó Cristina de Kirchner a los viajeros. Entre el público que fue a despedirlos hubo un grupo de excombatientes de 1982, que gritaron "la lucha no termina" y "volveremos". Tras poco más de una hora de vuelo, los familiares de los caídos aterrizaron en el aeropuerto de Mount Pleasant, donde fueron recibidos el vicegobernador británico, Paul Martínez, y el comandante militar de las islas, Gordon Moulds, quienes luego estuvieron en la inauguración.
Las autoridades locales pusieron diez colectivos a disposición de los visitantes, para trasladarse de ida y vuelta entre la estación aérea y Darwin, donde hay unas 230 tumbas de soldados argentinos. El presidente de la Comisión de Familiares, Héctor Cisneros, expresó su gratitud a los gobiernos argentino y británico "por permitir este homenaje y también a los isleños que hicieron de lado las heridas del pasado". "Nos une con los isleños el respeto por los que dieron su vida por la Patria", expresó Cisneros.
Tras la misa, muchos de los participantes depositaron rosarios, flores y fotos de sus seres queridos a modo de ofrenda en una urna empotrada frente a una gran cruz que preside el lugar.
Los visitantes buscaron las tumbas de sus familiares y rindieron silenciosos homenajes individuales, cargados de emoción. Gladys Albarracín, por ejemplo, que vive en Córdoba, dijo que era su segundo viaje para homenajear a su hijo Eduardo Sosa, pero "hoy vengo a despedirme porque no estoy bien de salud".
Regina Mayor, de Salta, se declaró orgullosa de que su hijo Marco Lama, un suboficial voluntario de la Marina, "haya dado la vida por la Patria" y dijo que "tenía la necesidad de estar aquí hoy, abrazar al resto de madres y hermanas, porque puede ser la última oportunidad para cualquiera de nosotras". Darwin, en cuyas colinas se libró uno de los combates más sangrientos de aquella guerra, está en el centro de la isla Soledad, la más oriental de las dos principales de este archipiélago, y en cuyo extremo este, a unos 70 kilómetros, está la capital, Puerto Argentino, denominada Port Stanley por los británicos. El viaje humanitario fue acordado por la presidenta Cristina de Kirchner y el primer ministro británico, Gordon Brown, durante la Cumbre Progresista de marzo pasado en la ciudad chilena de Viña del Mar. (DyN/AFP)