La incipiente recuperación económica divide a América Latina entre los países que pagan las consecuencias de su cercanía con Estados Unidos y los que se benefician de sus crecientes relaciones con China, la actual locomotora mundial. Así lo estiman expertos.
"La economía estadounidense está mejorando, pero con muchas incertidumbres. El efecto sobre América Latina será diferente según el nivel de preparación de los países y su relación con Estados Unidos y Asia", dice Nicolás Eyzaguirre, director del FMI para América Latina, en una conferencia en Estambul.
En sus previsiones, el FMI anunció que la región empezó a recuperarse y alcanzará un crecimiento de 2,9% en el 2010, pero con una gran disparidad entre los países como México que dependen ampliamente de Estados Unidos, epicentro de la crisis, y los que se beneficiaron, como Brasil, del rebote de sus exportaciones hacia China.
Mientras el gigante sudamericano sufrirá esta año una "moderada" contracción de 0,7% antes de crecer al ritmo de 3,5% en el 2010, México -la otra mayor economía regional- padecerá en el 2009 una fuerte recesión de -7,3% antes de subir a 3,3% el año próximo, pronostica el FMI.
"Si no fuera por China, no se habría registrado un crecimiento de la economía brasileña en el segundo trimestre", admite Ilan Goldfajn, jefe economista del banco brasileño Itau Unibanco.
Gracias a sus relaciones con Asia, donde se produjo un alza de la demanda de materias primas en el segundo trimestre, Brasil pasó a liderar la recuperación de la economía latinoamericana.
Goldfajn, ex vicegobernador del Banco Central brasileño, recuerda que las exportaciones de Brasil hacia China "están superando exactamente en este momento las destinadas a Estados Unidos", algo inédito en la historia económica del país.
El economista no duda en pronosticar que la recuperación "dependerá de si el país se encuentra demasiado cerca de Estados Unidos o no".
México, así como los centroamericanos y caribeños, muchos de los cuales tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Washington, depende no solamente de sus exportaciones a Estados Unidos sino también, en mayor o menor medida, de las remesas de sus emigrantes instalados en la primera economía mundial.
David Robinson, vicedirector para América Latina del FMI, trató de recordar la importancia de la economía estadounidense para moderar el entusiasmo generalizado por China, que asumió este año el papel de locomotora de la economía mundial, con un crecimiento estimado en 8,5%.
Como ejemplo, el economista dice que "un crecimiento del PBI potencialmente más débil de lo previsto en Estados Unidos, y también en algunos países de la Eurozona, afectará América Latina", subrayando que si la economía norteamericana creciera 6% menos de lo previsto en los próximos años, la región perdería un 3% de su PBI.
Robinson advierte asimismo que las tasas de crecimiento de América Latina no volverán a alcanzar pronto los niveles que existían antes de la crisis, cuando la región acumuló casi seis años de bonanza económica, en gran parte gracias a las exportaciones de materias primas hacia Asia.
Goldfajn se declara convencido, no obstante, de que la región saldrá ganando gracias a sus relaciones con China.
"La región ya parece prepararse para el día en que el mundo se reequilibre hacia Asia", asegura.
ANTONIO RODRÍGUEZ
AFP