CIPOLLETTI (AC).- "Los delincuentes y los asesinos están sueltos, viejo. Hagan algo. Pónganse las pilas por favor", les reprochó ayer Marcelino Oliva a magistrados y funcionarios poco antes de que comenzara el acto de inauguración del segundo juzgado de familia de Cipolletti.
Oliva, padre del joven asesinado en diciembre de 2008 en la ciudad, fue al edificio con Jorge Mello, padre del chico ultimado en enero de este año. La intervención de los padres en la antesala sorprendió a todos. Ocurrió porque justo el jueves la Cámara Criminal Primera anuló los procesamientos de los tres imputados por el homicidio de Eduardo Mello (19).
"No tenemos palabras, tratamos de hacer nuestras cosas de la mejor manera, de ser lo más legales posible, tratar de no usar la violencia y es como que la justicia te empuja a tomar decisiones. No te podés imaginar el dolor que sentimos. Yo lo entiendo a Mello, comprendo su dolor", remarcó indignado Oliva, el único que habló ante el público.
Mello no pudo ocultar su bronca por los desprocesamientos. "Estoy mal, qué quiere que le diga", fue la primera frase que expresó al atender a "Río Negro". "Oliva se hizo escuchar. Es que estamos locos porque queremos justicia. Estamos cansados", explicó desanimado.
El hombre dijo que él está "convencido" de la línea investigativa que condujo a los tres procesamientos y por eso no esperaba que la Cámara dejara en libertad a los sospechosos (sólo uno quedó tras las rejas porque tenía otra causa en trámite). Anticipó que la semana que viene tratará de constituirse en querellante. "Vamos a pelear", anticipó.
La Cámara cuestionó la resolución de la jueza María del Carmen García García porque consideró que la misma se basó "en prueba inexistente o ilegalmente ingresada al proceso". Calificó como "endebles y contradictorias" las manifestaciones de un testigo de identidad reservada, uno de los principales indicios. Pero para Mello "el testigo nunca se contradijo".