Martes 29 de Septiembre de 2009 > Cultura y Espectaculos
Un recorrido hot por el Festival Erótico de Baires
“Erotismo con olor a Paty”, la observación de una colega resumió a la perfección el ambiente que se percibía en el Primer Festival Erótico de Buenos Aires.

“Erotismo con olor a Paty”, la observación de una colega resumió a la perfección el ambiente que se percibía en el Primer Festival Erótico de Buenos Aires. El aroma provenía de las barras que preparaban comida esperando a los asistentes. Pero, pasadas las 19, había poco para ver y pocos para hacerlo. La concurrencia era pobre y los stands no superaban lo visto en sex shops, en reuniones de Tupper sex o, sencillamente, en la televisión. Puede que las noches acumuladas hayan nublado el asombro ante la audacia y los desnudos, pero parecía evidente porque a la “Xex” se le había caído una x, una verdadera decepción para aquellos que esperaban escenas de alto voltaje.

Pero, hasta el momento, la única atracción consistía en la tarea de Mc Pyo que se dedicaba pintar a mujeres con el torso desnudo (es decir, en lolas).  Y, más que público, debajo de la tarima utilizada para exponer a las modelos, lo que predominaba eran las lentes de los fotógrafos de diferentes medios. En el primer piso, consoladores, de todos los tamaños, vibradores, de todos los colores, saborizantes, lubricantes, disfraces, esposas, entre otros elementos decoraban los stands de las empresas dedicadas a exhibir sus productos en la expo. En el tercero, Paula Kullock daba la nota con sus tips sexuales ya conocidos, pero con una espontaneidad y un toque de gracia que hacía la diferencia. Sucede que la originalidad en los consejos quedó relegada por los programas de televisión que los repiten una y otra vez, hasta el hartazgo. Y, quizás, el sexo cada vez es menos tabú y por ello, se queda sin secretos. Dando vueltas, más de un maduro picarón pidiendo teléfonos y consultando precios a las señoritas gentiles de cuerpo. Y, aunque estaba permitido tocar, muy pocos se animaban a hacerlo.  

Sin embargo, la noche avanzaba sobre el Palacio Alsina y la oda al erotismo comenzaba a tomar color y la clave de la jornada fue anunciada por el presentador del evento: “Esto es erotismo, no porno”. Con el paso de las horas, los presentes comenzaron a tocar, probar y chupar, sean personas u objetos. El arte de la sugerencia superó a lo explícito y las chicas de free lance models, en medio de una producción fotográfica y animadas por las cámaras de los curiosos, ofrecieron un espectáculo que incluyó escenas lésbicas que le desorbitaron la mirada a más de uno. La temperatura comenzó a subir en el recinto gay, ahora sí, repleto de parejas de todas las edades (mayores de 18 años) y grupos de hombres y mujeres preparados para divertirse. ¿Cómo pretender que antes de las 12 el ambiente se torne caliente? Los vampiros salen cuando la luna se coloca en el firmamento y no antes. La buena música, los cuerpos torneados y audaces inundaron el lugar. La gente no sólo miraba sino que comenzaba a probar los juguetes que ofrecían los profesionales del sexo. Las máquinas sexuales fueron la sensación como así también el kilo sesenta y 35 centímetros de un pene gigante. Las fotos hot comenzaron a ser moneda corriente.

 

Más tarde, para la platea femenina, apareció Roger, un brasileño con figura perfecta. Primero deleitó a mujeres (y a hombres) con un Streep tease y, luego, presentó un desfile de lencería erótica con el carisma típico del país vecino. Aunque, hay que decirlo, al menú de la Xex le faltaron especimenes masculinos. Lo que no faltó fue el angel infernal que mostró sus habilidades en el caño. 

Y todavía faltaba el plato fuerte: la española Sonia Baby con su célebre show de acrobacia vaginal. 30 centímetros de un collar de perlas primero y 150 de un hilo donde colgaban banderas de todos los países, más tarde, fueron extraídos del interior de su delicada cavidad inferior (¿se entiende?). Ante tal espectáculo una mezcla de impresión, admiración y curiosidad: ¿Cómo hace? ¿Sentirá algo? ¿Le duele? ¿Cuánto le pagan? Increíble, pero real. Para creerlo, hay que verlo. Lo que es seguro que siempre van a ser insuficientes las palabras para describirlo.

 

 
Para ese punto de la noche, los pies dolían y las rodillas molestaban, pero la gente comenzaba a ingresar en manadas y la fiesta cada vez se ponía más animada. Pero, cuando el lugar estaba por explotar, (cuando se estaba logrando llegar al clímax) el deber llamó: esta nota debía estar lista para ser publicada el domingo y 24CON debía dar la espalda a lo mejor de la noche. Y, bueno...Son los gajes del oficio.
Fuente: 24CON

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