Martes 29 de Septiembre de 2009 Edicion impresa pag. 1 > Sociedad
Pidieron respeto por las víctimas de la masacre
A cinco años de la tragedia, el dolor no cesa en Patagones. Los rostros de los chicos volvieron a encabezar el recuerdo del hecho.

CARMEN DE PATAGONES, (AV)- "Fede me quedo con tu sonrisa del día anterior". Esta fue una frase de uno de los poemas leídos ayer en el acto donde se recordó a los tres chicos -Sandra Núñez, Micaela Miranda y Federico Ponce- asesinados a balazos por un compañero de curso en la escuela Islas Malvinas de Patagones. Ese puñado de palabras tal vez sinteticen el camino que tomó el dolor en estos cinco años para las familias, los compañeros de curso, los amigos.

La carita de niños aún, de los tres, volvieron a colorear los carteles en la marcha de antorchas de ayer. Comparadas esas imágenes con los rostros actuales de algunos compañeros de curso indican que el tiempo ha pasado aunque las lágrimas graficaron que el dolor está intacto.

El llanto fue inevitable en uno de los chicos que resultó herido de gravedad aquella trágica mañana al recibir el saludo de quienes se le acercaron en la misa. Un prolongado y emocionado abrazo con el sacerdote que bajó del altar y lo buscó entre la gente no necesitó palabras.

El oficio religioso estuvo a cargo del obispo de Viedma, Esteban Laxague, acompañado por el párroco de Patagones, Pedro Narambuena.

Han pasado cinco años y el pedido de los chicos que hoy ocupan aquellas mismas aulas siguen reclamando respeto y comprensión tanto a alumnos como a docentes y directivos.

"Un día como hoy les deseamos mucha fuerza y valor para enfrentar sus días sin sus hijos", señaló otra frase de un alumno del Islas Malvinas donde ayer se conmemoró la fecha reflexionando.

"La paz es amar al otro, respetarlo y valorarlo como es. La paz implica saber, perdonar, aprender a mirarnos, no ser superficiales, comprender y no discriminar", apuntó otra. "Lo sucedido fue una tragedia que nunca olvidaremos y pedimos respeto tanto a compañeros como a directivos, docentes y familias. Comprensión, solidaridad, reflexión, no violencia también a los alumnos y docentes para empezar a tener un mundo de paz", siguieron otras reflexiones de los alumnos resonando a la orilla del río en una tarde de frío intenso. Hubo ruegos, oraciones, velas, globos blancos y un especial pedido de responsabilidad.

Estuvo a cargo de Marisa, la mamá de Federico, quien consideró que la paz sería posible "si la cadena de responsabilidades tuviera un castigo hoy por mi hijo, sus compañeros, el resto de las víctimas y por todas las familias".

Pidió compromiso por la vida y terminar "con lo que decimos y no hacemos, con esperar que todo quede en el olvido, con tomar soluciones rápidas de momento pero sin profundidad. Lo que nos pasó nos pasó a todos pero para nosotros está presente. No se terminó. Está como el primer día por eso pedimos que nunca vuelva a ocurrir y que se trabaje para eso con el castigo a los responsables".

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