El calentamiento del Ártico está afectando a las plantas, las aves, los animales y los insectos a medida que el hielo se derrite y se modifica la temporada de crecimiento, informan científicos en una nueva revisión de los múltiples impactos que el cambio climático está teniendo en el extremo norte del planeta.
El Ártico está a su nivel más cálido en 2.000 años, a pesar de que debería estar enfriándose debido a los cambios en la órbita de la Tierra que hacen que la región reciba menos luz directa del sol.
"El Ártico como lo conocemos pronto podría ser una cosa del pasado", dijo en un comunicado Eric Post, profesor asociado de biología en la Universidad Penn State.
Como resultado, la época en que las hembras necesitan la mayor cantidad de alimentos ya no coincide con el tiempo en que hay la mayor disponibilidad de éstos, y sobreviven menos becerros. Además, el clima más cálido puede acarrear consigo más insectos y parásitos que atacan a los caribúes.
Por otro lado, los renos salvajes de las islas noruegas de Svalbard parecen haberse beneficiado de la pérdida de la cubierta de nieve antes de lo usual. Estos animales no migran y el hecho de que la temporada de crecimiento de plantas dure más y haya menos nieve significa que tendrán más alimento.
El deshielo ha llegado a tal punto que se creó una nueva ruta, el mítico paso del noreste, que hace 500 años se pensó y fue descartada como algo imposible. Dos barcos alemanes de carga, Beluga Fraternity y Beluga Foresight, lograron atravesar exitosamente el paso después de que el derretimiento de los hielos abriera una ruta de Corea del Sur a Siberia a lo largo de la costa ártica rusa.
Estudiar África para entender
la Antártida
Un equipo de científicos que estudió muestras de rocas en Africa detectó una relación estrecha entre la caída de los niveles de dióxido de carbono y la formación de las placas de hielo de la Antártida hace 34 millones de años.
El resultado es el primero que halla la relación, apuntalando los modelos informáticos sobre el clima que predicen la creación de capas de hielo cuando el CO2 disminuye y el derretimiento de las capas cuando sube.
El equipo, de las universidades de Cardiff, Bristol y Texas A&M, pasó semanas en la selva de Tanzania con un guardia armado que les protegiera de los leones para extraer muestras de pequeños fósiles que pudieran revelar los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera hace 34 millones de años.
"No hay muestras de aire de esa época que se puedan medir, así que teníamos que encontrar algo que pudiéramos medir que hubiera respondido a ese CO2 atmosférico", dijo Paul Pearson, de la Universidad de Cardiff, a Reuters.
Los niveles de dióxido de carbono, los principales gases de efecto invernadero, cayeron misteriosamente durante este tiempo en un proceso conocido como transición climática Eoceno-Oligoceno.
"El actual es el mayor cambio climático desde la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años", dijo la coautora Bridget Wade, de la Universidad Texas.
Fuentes: Reuters,
"Nature" y "El País"