Sábado 26 de Septiembre de 2009 22 > Carta de Lectores
"Tenemos que dejar de ser obsecuentes"

En Neuquén estamos viviendo momentos de definiciones en todos los ámbitos de nuestras vidas: en lo político, lo institucional, lo educativo, lo sindical y lo personal.

La consecuencia no se lleva bien con la obsecuencia.

Ser consecuente obliga a mantener una línea de conducta que a veces provoca dificultades en la vida de las personas, en lo laboral, en lo social o de relación. La obsecuencia permite logros rápidos en los tres rubros: un buen puesto laboral con importante remuneración, un estigma social que muchos sueñan y la posibilidad de relacionarse con personas de fuerte poder económico y político.

La consecuencia se construye personalmente, en libertad de conciencia y siendo dueño de los debes y los haberes sin tener que compensar nada a nadie. La obsecuencia construye lazos de intereses, sin libertad de conciencia y atada a las decisiones, humores y vaivenes de otros.

Ser consecuente te obliga a ser paciente, saber que tu conducta es el resguardo para muchos que no saben en quién confiar. El obsecuente termina solo cuando ya no le es útil al dirigente, a la empresa o al sistema al que le había entregado su libertad.

Ser consecuente con una idea es saber siempre dónde uno está parado y lo que se realiza en la vida diaria lleva el sello de la seguridad.

El consecuente se puede equivocar, se es humano; pero siempre desde la convicción y no desde la especulación. Justamente, la especulación es el motor permanente del obsecuente, y eso destruye cualquier lazo de confianza que se pueda tener.

El consecuente tiene la tranquilidad de conciencia que da la confianza en una idea, una ideología, una doctrina que le permite pararse frente a sus adversarios sabiendo lo que piensa, siente y quiere.

Se acercan momentos de definiciones en la política de nuestra ciudad y la provincia y nuevamente comenzará la lucha entre los "consecuentes" y los "obsecuentes". Los consecuentes no se arrepienten de ser amigos de sus amigos ni los ocultan: los reconocen, los muestran y se sienten orgullosos. Los obsecuentes los esconden, los niegan... excepto que los beneficien. En las próximas elecciones deberemos pensar; elijamos bien, ¿consecuentes u obsecuentes?

Los afiliados al MPN fuimos obsecuentes y nos metieron por la ventana a personas que ni siquiera eran de la zona, sin militancia, sin compromiso con la provincia y menos por el partido; esto lleva a que el partido se destruya, por eso tenemos que estar más unidos que nunca y dejar de ser obsecuentes.

Ignacio Luis Vivas, DNI 21.843.691

Plottier

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