Cuando buscan un líder, los alemanes han mostrado desde fines de la Segunda Guerra Mundial preferencias por una mano prudente y estable en vez de fervor carismático, especialmente en épocas de crisis.
Esto le ha sentado como anillo al dedo a Angela Merkel en camino a las elecciones del fin de semana que, descontando alguna sorpresa, le dará un nuevo período como canciller federal, proclamándola como el primer líder europeo reelegido desde la depresión financiera mundial.
La práctica Merkel ha concitado el respeto de los votantes gracias a una administración competente y se ha beneficiado con la inclinación de los alemanes a no cambiar de caballo en la mitad del río durante tiempos tormentosos.
Fue ese mismo sentir el que ayudó a Helmut Kohl -otro político de perfil discreto- a ganar un tercer período en 1990 cuando los alemanes enfrentaban el exigente desafío de reunir las dos Alemanias.
De manera similar, Konrad Adenauer fue durante 14 años el primer canciller federal de Alemania Occidental, elegido en 1949 y en ejercicio hasta 1963, un período de tumulto en una Europa sumida en la Guerra Fría.
Aunque Merkel, de 54 años, es muy popular entre los votantes -un 49% dijo que votará por ella directamente-, no puede estar segura de que esa preferencia permita que su partido demócrata cristiano reciba suficientes votos para formar una coalición con sus socios favoritos, los demócratas libres. Los alemanes votan por partidos y no eligen directamente los candidatos.
Merkel ha hecho campaña promoviendo esa sociedad, con la esperanza de poner fin a una inusual "gran coalición" con sus rivales principales, los socialdemócratas conducidos por su ex ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller federal Frank Walter Steinmeier.
Si bien la gran coalición ha dado a los alemanes un nivel de estabilidad, Merkel ha dicho que se necesitan más reformas económicas que sólo son factibles en una coalición con los demócratas libres, de postura pro empresarial.
La encuesta más reciente de la agencia Forsa muestra al partido de Merkel con un 35% de apoyo en comparación con el 26% de los socialdemócratas. Los demócratas libres tienen el 13%, lo que daría a la alianza preferida de Merkel, de centroderecha, un total del 48% en comparación con el 47% de sus rivales combinados.
MATT MOORE Y MELISSA EDDY
AFP