El proceso político argentino mete miedo. La ex ministra de Salud, la politóloga Graciela Ocaña, por ejemplo, es una de las que no ocultan su susto. La situación -reflexiona en la intimidad- se asemeja mucho al 2001, cuando la gente decepcionada pedía "que se vayan todos".
Otro ex ministro, factótum de la hoy vilipendiada década del 90 y símbolo de la traumática salida de Fernando de la Rúa de la Rosada, Domingo Cavallo, agita el fantasma del "Rodrigazo". Esto es, el proceso que dio lugar a una fenomenal devaluación durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón en 1975.
Con esos espectros en el aire -y mientras el candidato del Frente Amplio de Uruguay, José Mujica, señala el "patoterismo" del peronismo y la bondad de los "nabos" radicales, entre otras calamidades nacionales-, avanza con crudeza la pelea por la ley de medios audiovisuales que, con modificaciones apoyadas por la centroizquierda, ya pasó holgadamente la prueba en la Cámara de Diputados.
El tránsito hacia el debate en el Senado, cuerpo bajo competencia del vicepresidente Julio Cobos, está sembrado de gruesos "miguelitos". El mendocino propuso ampliar la discusión a cinco comisiones, pero lo cruzó -reeditando la vieja trifulca por la 125- el titular de la bancada del Frente para la Victoria (FpV), Miguel Pichetto. "Pone palos en la rueda, obstruye", dijo el rionegrino, quien procurará acordar con su par Ernesto Sanz, de la UCR, y bajar los decibeles de la disputa en la cámara alta.
En el camino habrá todo tipo de artilugios. En principio, Diputados planeaba demorar hasta el lunes la remisión al Senado de la media sanción para sacar de juego a Cobos, quien entonces estará ocupando el Poder Ejecutivo en reemplazo de Cristina Fernández, en gira por Estados Unidos. La posta del vicepresidente la tomará José Pampuro, quien procederá en sintonía con lo que resuelvan Pichetto y Sanz.
"El reglamento es claro, pero si llegáramos a decidir que intervengan más comisiones, no habrá dilaciones en el tiempo. Se sesionará en plenario y a más tardar habrá norma a mediados de octubre", anticipó Pichetto a este diario.
Las concesiones hechas por el oficialismo parecieron agotadas en Diputados, donde gran parte de la oposición (UCR, peronistas disidentes y Unión PRO) se retiró del recinto e incluso le facilitó la votación al kirchnerismo cuando se abordó la cuestión punto por punto. Es que las adhesiones bajaron cuando se trató el artículo que establece el período legal para devolver al Estado las frecuencias que no se utilicen (ahora es de un año).
¿Flexibilizarán aún las posiciones los K en el Senado? Contesta Pichetto: "No. Si tenemos el número, y confío que sí, la voluntad es ratificar la ley así como viene, pero somos realistas", dijo poniendo un poco de suspenso ante las versiones que indican que el plazo de devolución podría extenderse de 1 a 3 años.
Sin ser definitiva, la puja parlamentaria por la sustitución de una ley heredada de la dictadura militar ya ha provocado realineamientos. Kirchner, recostado en estructuras pejotistas y de la CGT (y resistido por un peronismo que hace eje en Eduardo Duhalde, en las sombras), salió a buscar nuevos aliados. Encontró en esta instancia el acompañamiento de los socialistas de Hermes Binner y de grupos de izquierda que dirigen Claudio Lozano (enrolado con el cineasta Fernando "Pino" Solanas), Carlos Raimundi, Vilma Ibarra y Victoria Donda, entre otros.
El llamado de Cobos a un gran consenso nacional encontró eco en Francisco de Narváez y Mauricio Macri, aunque el jefe de Gobierno porteño, para no devaluar sus pretensiones hacia el 2011, salió de su letargo y calificó de "fascistas" a los Kirchner.
El radicalismo, partido al que aspira liderar el vicepresidente, le dio la derecha, pese a lo cual Margarita Stolbizer advirtió que no debe verse a la oposición como un todo: "aparecieron grietas internas que dificultan el armado de una alternativa -se sinceró ante este diario- con capacidad de competir, ganar y reemplazar a los Kirchner al fin de su mandato, con posibilidades además de gobernar y producir las transformaciones que se necesitan".
Es que, como se anticipó desde esta misma columna, Elisa Carrió aguarda el momento oportuno para salir a la palestra, ratificando un proyecto que la tiene como eje de un liderazgo que no podría convivir ni con Cobos ni con Macri.
"Es posible que ´Lilita´ haya tenido algo de razón cuando me atacó por haber ingresado al gobierno de Kirchner. Pero yo limpié la corrupción en el PAMI, aunque fracasé en el tema de los medicamentos, porque no me dejaron acordar directamente con los laboratorios, eliminando la mafia enquistada en varias droguerías. Sin embargo, ella no construyó nada estos años, sólo destruyó", lamenta Ocaña.
Desde la UCR, quienes desde una incómoda posición trabajan para el ascenso de Cobos se lamentan del "gen autodestructivo que anida en el radicalismo". Acusan a "Lilita" de colocar una bomba debajo de la mesa, esperando salvarse sólo ella cuando explote. Se quejan también de otros correligionarios, empeñados en obligar a Cobos a someterse a sucesivas maratones. Dicen que lo cansan y lo debilitan para cuando deba correr los decisivos 100 metros llanos.
ARNALDO PAGANETTI
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