Jueves 24 de Septiembre de 2009 > Sociedad
Comunicación, abnegación y silencio
Por Juan Carlos Bergonzi* |Ver ESPECIAL MULTIMEDIA|
El método de convocatoria a los abnegados voluntarios  tal vez no fue el mejor pero era el único posible  para el tiempo de su instalación. ¿Qué podría haber hecho la tecnología de más de  cincuenta años atrás? Por entonces las redes telefónicas  eran escasas y, disponer de una línea fija no hubiera sido funcional a las demandas operativas. Una red de radiocomunicaciones  demasiado costosa y con limitantes de uso.

La radiodifusión pública,  utilizada para  llamados colectivos habría confundido al propio cuerpo   y, de manera apreciable, a los testigos ocasionales de las alertas.  Un aviso   de este tipo  angustia a la población.  Inquieta,  crea incertidumbre y conductas equívocas.

Recuérdese  el clásico  de acompañar la salida de equipos  con destino a sofocar un incendio, o auxiliar heridos de accidentes, los trastornos que produjo en la labor de los voluntarios.

A pesar de la pertinencia del  cambio, no todos estarán acordes con el mutismo  de la sirena del cuerpo de Bomberos de Roca.  Es natural.   Para los mayores,  no residentes  en el entorno de la calle Belgrano y el paseo del canalito, es posible que asome un dejo de nostalgia. Por muchas décadas el sonido estridente indicó  que había que actuar   con rapidez ante urgencias.   .

Aluviones,  incendios, accidentes  se   informaban   no sólo a los bomberos. Todo un  pueblo se anoticiaba de una contingencia a enfrentar. Existió, en las imprevistas llamadas, un toque diferenciador que encodificaba las características del suceso. Fue parte de la  cultura y la comunicación  de los roquenses.  

El sueño reparador  de las madrugadas llegó  a ser  interferido por el ruido del artefacto. Despertar y comprobar que en el propio hogar no pasaba nada  anormal construyó, de alguna manera, una forma de combatir un momento de intranquilidad.  El sonido diurno, lejos de casa, alarmó a mas de uno  con la duda ¿me afecta directamente?

El proyecto de creación de un Cuerpo de Bomberos, liderado por Walter Kaufmann,  ofrece un extenso recorrido de magnánimo servicio público durante un gran tramo del siglo XX. y los primeros diez años del actual milenio.   Es  una marca positiva en las iniciativas  ciudadanas. Se observó y se registra el  esfuerzo y el carácter de estar a disposición de los demás en tareas calificadas, de riesgo personal y colectivo.

La tecnología comunicacional de los últimos veinte años ha transformado la forma de interactuar de los seres humanos. Desde los  útiles   mensajes de LU 18  que ayudaron y colaboran  a despejar  incógnitas con qué  sucedía y dónde hasta el sistema de intercomunicación adoptado,  los cambios fueron manifiestos.

Somos parte de una sociedad humana amigable con las novedades en  formas y estilos de comunicación personal y social. La sirena integra el universo de herramientas de comunicación del pasado.  Para muchos quedará en  su memoria social y cultural pues en  sus  vidas cotidianas, el ruido de alerta era una compañía. ¿Como conectar estas  circunstancias  con algo perturbador?  Son  los símbolos y señales que utilizó  una ciudad que se transforma, se moderniza,  y se atiene a las reglas de la ecología comunicacional.

Los jóvenes, nativos de la era digital, le otorgarán baja trascendencia al nuevo modelo de convocatoria bomberil. Afectos a la tecnología móvil en red el tema sólo tendrá interés  informativo.

El salto adelante ha sido dado. Los vecinos, que vivieron con paciencia la invasión disonante, gozarán de la  tranquilidad por años reclamada. Quedan otras  contaminaciones sonoras para considerar. Desde la costumbre  de encender los viejos altoparlantes en la principal arteria comercial, remedando propaladoras de los cincuenta,  hasta escapes estridentes de motos y  vehículos.

Estos últimos, a diferencia de la  sirena de marras, no notifican   a voluntades solidarias dispuestas  a  atender  urgencias, sofocar fuegos destructivos o socorrer accidentados. Divulgan indolencia por lo comunitario y deseos de insensible protagonismo  a costa de la salud  ciudadana.     

El espíritu de servicio del cuerpo de Bomberos Voluntarios  continuará consolidado Sus perceptibles acciones son el mejor  marketing  social  con la comunidad a la que pertenece. El silencio de la sirena no los excluirá de la aprobación de los habitantes.

Los medios de comunicación acentuarán la tarea de dar cuenta, con rigor noticioso, de sus misiones y resultados.

 

*Profesor investigador
Fadecs-UNComahue

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