Jueves 24 de Septiembre de 2009 > Deportes
El reemplazante de maradona
Por Pablo Arias

La relación entre Maradona y Grondona no da para más. A veces se tiran dardos en público, casi siempre se odian en privado. Los dos saben que ya es demasiado tarde para lágrimas, porque la suerte de ambos está atada y pendiente del mismo y delgadísimo hilo.

Todo depende del cruce de números y de resultados, que han sido ya explicados conforme a todas las variantes posibles, en las dos fechas que faltan de la eliminatoria. Lo cierto es que todos coinciden en que seis puntos en esos dos partidos garantizarán un piso mínimo para ir al repechaje. Es decir, habrá que ganarles a Perú en River, y a Uruguay en el Centenario para mantener viva alguna esperanza. De acuerdo a lo que viene mostrando en juego el equipo de Maradona, es posible lo primero, pero poco probable lo segundo.

Si, en cambio, se midiera la jerarquía de los tres planteles, estaríamos hablando de un objetivo absolutamente alcanzable. El problema es que Diego nunca logró que los jugadores rindieran de acuerdo a sus estándares habituales, con el caso emblemático de Messi como ejemplo exponencial. Desde el lujoso spa de Italia, donde lleva adelante una nueva batalla para librar su cuerpo y su mente de las intoxicaciones y excesos, Diego habla casi a diario con su cuerpo técnico. Quiere saber si lo que se entera por los diarios es cierto.

 Teme un golpe de estado de Grondona en connivencia con Bilardo, pero esos son sus propios fantasmas. Por ahora, la estrategia de don Julio es marcarle la cancha, meter mano en el equipo y dejar al técnico morir de a poco, verlo arder solito en la hoguera de sus propias limitaciones. Aunque cerca del jefe de la AFA susurran que éste asumiría una cruzada muy intensa para remover a Maradona del puesto una vez que el equipo clasifique, lo que se descarta así tenga que enfrentar el repechaje.

El tema preocupa al propio Gobierno, socio de Grondona y de la AFA en la televisación del fútbol. Y ya fue abordado en un par de tertulias en Olivos: hay quienes aseguran que después de las dos derrotas ante Brasil y Paraguay se habló allí de encontrarle "un puente de oro al Diego" para una salida digna. Hasta se habló de elaborar alguna excusa relacionada con su salud. En el Gobierno dudan y Grondona ya no lo quiere pero tampoco puede echarlo ahora.

 Todos están de acuerdo, pero el plan B no tiene por ahora un sustituto. Nadie se anima a poner sobre la mesa el nombre de un eventual reemplazante. Algo es seguro, Grondona no piensa consultarlo con su familia, como hizo antes de entronizar a Maradona en un cargo que, a todas luces, le queda demasiado grande, como todos sabíamos, incluido él mismo.
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