Jueves 24 de Septiembre de 2009 Edicion impresa pag. 35 > Deportes
Apareció el salVador
Vélez perdía 2-1, pero lo ganó en el último suspiro. Zárate saltó desde el banco y fue el autor del 3-2.

Los octavos de final de la Sudamericana se largaron con un partido para el infarto. La Unión Española de Gustavo Canales sacudía los cimientos del Amalfitani ante un Vélez impotente, que perdía 2-1 y no le encontraba la vuelta al juego. Pero como el fútbol es un mundo impredecible, lo que El Fortín no hizo en 90 minutos, lo consiguió en uno.

Y fue con dos pelotas paradas, en tiempo de descuento, que el equipo de Gareca dio vuelta el partido, se impuso 3-2 y ganó algo de tranquilidad de cara a la vuelta que se jugará en Chile (el 1 de octubre). El empate fue en contra; el héroe, Rolando Zárate.

Unión Española no se achicó nunca ante el campeón argentino. Aunque por momentos se refugió mucho, el subcampeón chileno programó un partido inteligente, se defendió marcando pero también haciendo rotar el balón, aprovechó con máxima suficiencia los contragolpes y marcó dos goles, que no es poca cosa.

Vélez no fue ni por asomo el equipo decidido y peligroso que eliminó a Boca. Dejó muchas dudas en el fondo, careció de ideas para desactivar el cerrojo del medio chileno, extrañó al mejor Moralez y proveyó de pocas pelotas a sus atacantes. Unión Española se vio ordenado, duro y combativo, con un Ramírez encendido y un Canales en gran forma.

El primer tiempo se dividió en dos: hasta los 15 jugó mejor la visita, porque Ramírez era incisivo, había movilidad, Canales preocupaba y el Pipa Estévez lastimaba por los costados. Montoya le ganó en un mano a mano a Coronel a los 4 y sobre los 10 el roquense disparó a las manos del ´1´. Después Vélez mejoró, preocupó con pelota parada y se puso en ventaja a los 23, después de un buen desborde por derecha del portentoso Cristaldo y un toque a la red de Hernán Rodrigo López.

Diez minutos después empató La Unión por intermedio de Ramírez y así se fueron al descanso.

A la vuelta casi "moja" Canales y a los 5 Limenza le ahogó el grito a Ponce. El baldazo de agua helada cayó a los 15, en una contra que armó de manera brillante Ramírez y que terminó igual Estévez. La amargura era toda local hasta los 90, cuando Rosende se chocó con un balón y venció a su propio arquero; segundos después el Roly Zárate clavó el cabezazo victorioso.

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