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LA SEMANA EN SAN MARTÍN DE LOS ANDES: El abismo | ||
Hay momentos en que uno siente la presencia del abismo. Sabe que está bien parado sobre sus dos piernas y que el suelo es material sólido, pero aun así se pierde en el vahído. Uno palpita la caída. Y la caída se parece a la muerte... Por cuatro días, dos piquetes dejaron sitiadas a las ciudades de Junín de los Andes (donde se realizaron los cortes a manos de los desocupados) y San Martín de los Andes, donde todavía se reciben turistas a pesar de una temporada magra, en el mejor de los casos. Hay recuerdos dolorosos sobre las rutas del Neuquén. Un docente ya fue asesinado en abril de 2007 por un policía, en medio de una protesta sindical sobre el negro asfalto que atraviesa Arroyito. Otra muerte acaso por venir ronda ahora los caminos, pero en circunstancias muy distintas... En más de una ocasión, desde esta misma columna se apuntó que aquellos que son invisibles en su necesidad se hacen visibles con el piquete, que los mediatiza y, por tanto, los pone en la agenda de los gobiernos. Es un método atroz, ajeno a la ley, que en nombre de un derecho singular arrebata el derecho de los demás, pero ha mostrado ser efectivo para sus protagonistas. También se dijo ya desde aquí, que una cosa es el piquete del ignorado, del excluido, y otra el de aquellos que se comportan con modos extorsivos y caprichosos. Son los que ante el primer no, incluso un no de lo más racional, igual salen con las gomas. Ambos merecen el reproche, el castigo si cabe, pero en el primero de los casos hay atenuantes. El dato es que de un tiempo a esta parte comienzan a prevalecer los segundos sobre los primeros. Se trata de quienes en su afán de forzar el brazo oficial y, sobre todo, de forzarlo rápido, recurren al piquete como método antes que como desesperado recurso. Y en la ruta, extreman las medidas al punto de que ya no sólo fastidian al involuntario tercero, sino que le invitan temerariamente al descontrol. No se trata de un exceso (el corte de ruta ya lo es), sino de una decisión intencionada. En el piquete de Junín no sólo hubo bloqueo a vehículos, sino también prohibición de pasar a pie por momentos. Hubo amenazas, sensación de palos entre pobres de un lado y furiosos del otro, muchos de los cuales también eran tan pobres como aquellos. A 40 kilómetros de esos conatos, San Martín se disponía a recibir el siempre bienvenido aluvión de chilenos del 18 de setiembre, por los feriados de la Independencia en aquel país. Pero con las rutas cortadas y los hermanos chilenos pasando de largo a Bariloche o Villa La Angostura, también hubo tentaciones peligrosas. Mientras jueces y uniformados hacían las cosas con los tiempos de la ley y la administración, por un difuso desalojo, se supo que algunos sanmartinenses ya estaban impulsando una cadena de mails y mensajes de texto. Pretendían reunir una "armada" dispuesta a ir a convencer a los piqueteros de que liberaran el camino, por las buenas o por las malas. Si las cosas siguen así se abrirá el abismo temido. Habrá razones para volver a llorar en la provincia.
FERNANDO BRAVO | ||
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