El mensaje es urgente: "Invertir en la adaptación al cambio climático no es caridad, es una de las más urgentes necesidades", advirtió el secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), Luc Gnacadja.
"El desafío mundial es preservar los bosques, usar mejor las tierras productivas e invertir en recuperar los suelos degradados", declaró Gnacadja en una entrevista con dpa antes del inicio este lunes en Buenos Aires de la novena sesión de la Conferencia de las Partes de la UNCCD (COP9).
El funcionario llamó a tomar en serio la ecuación "preservar la tierra + el agua = preservar nuestro futuro común". No se puede volver el reloj atrás y "todos se deben adaptar". "No estamos hablando de desiertos, sino de la degradación de los suelos en regiones áridas, semiáridas y subhúmedas en todas partes, incluidos los países desarrollados como Estados Unidos, España, Italia y Grecia", remarcó. Y en lo que refiere al Caribe, Centroamérica y la región amazónica, "se debe hacer más", alertó.
El combate de la desertificación se basa en cuatro pilares, según precisó el funcionario: "Mejorar la vida de las poblaciones afectadas, mejorar las condiciones de los ecosistemas, generar un beneficio global y movilizar recursos de manera eficiente para implementar el plan estratégico" de lucha. "El uso sostenible de los suelos permite combatir la pobreza y detener las migraciones", subrayó. Y fue más allá al advertir de las consecuencias a largo plazo de una profundización de la desertificación: "La inseguridad se puede propagar y se puede generar inestabilidad política".
Muestra de ello es el alto nivel de conflictividad que existe en el denominado "cinturón seco del mundo". "No es por accidente, esto nos dice algo", reflexionó. Para frenar el proceso de cambio climático se necesita tanto reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como absorber el carbono, en lo que los suelos tienen un peso importante. "El carbono en el aire es contaminante, pero es un commodity (recurso) en la tierra", aseguró el líder de la UNCCD.
Gnacadja instó en ese sentido a buscar un uso más efectivo y eficaz de las tierras, para garantizar la seguridad alimenticia, combatir la pobreza y evitar conflictos. "No necesitamos una agricultura intensiva sino un conocimiento intensivo de la agricultura", señaló.
Los principales objetivos de la cumbre en Buenos Aires serán establecer el presupuesto para implementar el plan estratégico decenal de la convención para combatir la desertificación y definir los "indicadores de impacto y rendimiento" que permitirán llevar un reporte de la situación en cada país a través del tiempo.
Para ello se realizará en la capital argentina la primera conferencia científica de la UNCCD que buscará establecer once indicadores que permitan que en la próxima conferencia, en 2011, "se pueda analizar el comportamiento y una evaluación del impacto" de la desertificación, destacó Gnacadja.
Según el informe GLADA sobre el estado de los suelos, realizado entre 1981 y 2006 mediante fotografías satelitales, se advirtió que el 24,3 por ciento de las tierras de todo el planeta se había degradado, a un ritmo de casi un uno por ciento anual.
Pero también se notó que un 16 por ciento de los suelos degradados pudo ser recuperado. "El desafío no sólo es a nivel global sino el combate de la desertificación a nivel comunitario. Cuando un campesino trabaja para mejorar la fertilidad de sus tierras y evitar su degradación, ayuda a la captura de carbono, mejora la calidad del agua y realiza un aporte a todo el planeta".
Por eso la aplicación de la estrategia de la UNCCD necesita del respaldo político de cada uno de los 191 países que forman parte de la Convención y de una estrecha cooperación entre las distintas agencias de la ONU para aunar fuerzas y recursos. Los ministros del área que asistirán al encuentro en Buenos Aires, la mayoría de los cuales asistirá luego a la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Copenhague, tendrán varias tareas por delante, anticipó el secretario de la Convención.
"Deberán buscar un consenso político para aprobar los indicadores de medición propuestos por los científicos, analizar la desertificación, el cambio climático y la degradación de los suelos de cara a Copenhague, construir conseno sobre cuál será el rol de la tierra en el nuevo régimen climático y estudiar mecanismos para movilizar recursos que permitan una asociación más efectiva", resumió.
DPA