Todo comienza en alguna parte. Importa el contexto, importan las circunstancias pero lo cierto es que para cuando nosotros, espectadores de la historia, llegamos al lugar de los hechos (o al lugar en el que los hechos se proyectan) ya es muy tarde para protocolos. Lo más grueso ha acontecido.
Quedan los reportes de prensa oficiales. Quedan las estadísticas con el número de víctimas. Quedan las crónicas. Pero por sobretodo, y en ésta época, quedan imágenes. Sonido e imagen, para ser más precisos.
"Iraqi Short Filmes", realizada por Mauro Andrizzi, es uno de los sucesos de la temporada cinematográfica.
Y su construcción, en esencia, semeja un rompecabezas digital en el que las piezas han sido inteligentemente asociadas.
Al fin de cuentas, los componentes básicos de la vida -el amor y el odio-, son explosivos y fragmentarios. Mucho de esto encontrará quien se atreva en el universo a ratos devastador y lleno de significación que ha hilvanado el director del filme.
Utilizando como base de referencia internet, Andrizzi recuperó material grabado desde cámaras ubicadas en los blindados de las fuerzas aliadas en Irak, teléfonos celulares así como videos de propaganda antiimperialista (que enseñan desde cómo armar una bomba hasta cómo destruir un tanque), y con este cóctel inmenso y desproporcionado, hizo una de las películas más interesantes del último tiempo.
Sabemos que la mirada teje la realidad. La condiciona. La delimita.
Sin embargo, Andrizzi se nutrió de la diversidad. Se adueño de las miradas intempestivas, azoradas y hasta hipnóticas, que escupió la guerra. En "Iraqi Short Film", la realidad estalla en el rostro sin maquillaje.
Y aunque el enfoque fotográfico (antes que conceptual) puede ser, a veces, asfixiante en su precariedad, la cultura de la violencia queda plasmada de un modo definitivo.
La estructuración de un Aleph caótico y disperso no es la menor de las virtudes de este filme que merece verse con detenimiento en más de una oportunidad.
Diálogos aterradores entre un chofer y su líder inmediato en medio de una feroz balacera, el llanto desconsolado de un joven soldado americano que le pide a dios "volver a casa", soldados de las milicias resistentes iraquíes que no dejan de alabar a Alá al mismo tiempo que vuelan en pedazos a sus enemigos, ¡un videoclip! producido por las fuerzas británicas en donde un grupo de comandos hacen coreografía sobre el tema "Is This The Way To Amarillo", el andar impetuoso y bestial de un Hummer por las calles de Bagdad ante el cual todos los choferes deben apartarse a riesgo de terminar aplastados. La guerra. Cruel. Alucinada. Voraz.
El ojo de Andrizzi ha resuelto una ecuación compleja desde su matriz, seleccionar a partir de la abundancia para lograr un producto parejo y pleno de sentido.
CLAUDIO ANDRADE
candrade@rionegro.com.ar