Se llama ReSTAR, e irónicamente se encuentra cerca de la sede de Microsoft en USA. Situada en bucólico paraje, esta clínica ofrece tratamientos a personas con adicción a Internet, que duran aproximadamente 45 días y cuesta unos US$ 14.000, dependiendo de la gravedad del caso.El tratamiento de este tipo de adicciones ya se venía desarrollando en USA desde hace tiempo, pero hasta ahora no contaban con centros especializados. Como expresó su directora ejecutiva Hilary Cash a El Nuevo Herald, "Venimos haciendo esto desde hace años, solo que sin internar a la gente, hasta ahora, no podíamos enviarlos a ningún sitio".
Ahora, ya cuentan con las instalaciones disponibles para llevar a cabo su labor, a pesar de que la Asociación de Psiquiatría estadounidense continúa sin considerar esta adicción como una afección mental. China, Corea del Sur o Taiwán son pioneros en este tipo de iniciativas, donde los psiquiatras sí reconocen en esta adicción una enfermedad mental. Los pacientes, pasarán el tiempo hablando con los psicólogos, realizando distintas tareas domésticas, haciendo excursiones y cuidando animales…pero lejos de cualquier pantalla de computadora.Adicción a InternetEntre el 6 y el 9% de los usuarios de Internet están "enganchados" a la red, según un estudio elaborado por psiquiatras españoles.
El perfil del adicto a Internet es una mujer de entre 19 y 26 años, con un nivel de estudios alto, que pasa más de 30 horas a la semana conectada a la red, principalmente para chatear o jugar. El informe señala que en España hay unos 9 millones de usuarios de Internet, de los cuales más del 6% hacen un uso patológico de la red. Este porcentaje "podría ser superior si se contemplaran los menores de 14 años, que no están incluidos en la cifra de usuarios", según el estudio.
Los afectados por el síndrome de adicción a Internet "suelen tener tiempos de conexión a la red anormalmente altos, están aislados de su entorno" y "desatienden sus obligaciones tanto familiares como laborales", advierte el informe.Existen dos grandes tipos de adictos a Internet: los que están interesados en su computadoras y navegan durante horas para encontrar programas e incorporarlos a su equipo; y los que aprovechan las horas de conexión para relacionarse con otros internautas.En los salones virtuales de charla, algunos usuarios agazapados en el anonimato de un apodo hallan un espacio para quebrar la soledad.
"El chateo es un sistema de comunicación válido, una herramienta que se puede añadir a las existentes, pero resulta problemática cuando destroza otras formas de comunicación", dice la doctora Estévez.Ése el caso del chateador que lo utiliza como único vehículo para mostrar la personalidad oculta que tiene o desea tener, expresar lo que siente y no comunica verbalmente, o para multiplicarse en diversos actores. Y a través de ese chat penetra en un mundo de realidades paralelas que colman sus necesidades sin peligro alguno.
"Los chateadores que rompen la barrera del anonimato y se citan para conocerse abren nuevas vías de comunicación social, y eso es positivo", dice Estévez. Hay un caso en Granada, donde se reunieron 300, u otros que viajan de chateador en chateador durante las vacaciones. Pero no son la mayoría. También existe el caso en el que se da el efecto contrario: la persona que va alejándose de un mundo real, en el que antes se relacionaba, para encerrarse en otro virtual, donde no padece el miedo a defraudar al otro y en el que la respuesta a sus demandas de satisfacción resulta inmediata.
El doctor De la Gándara asegura que es "la virtualidad televisiva la que se convierte en tangible en Internet. No le digas a un chateador que su mundo de relaciones es falso, no lo va a aceptar, pues él percibe el chat como algo real en donde puede estar".El tratamiento de la adicción a Internet, o a alguno de sus servicios, es casi inexistente. "Desconocemos la patología del enganchado", asegura el doctor Fernández Liria. "No se han experimentado terapias que nos permitan decidir entre un tratamiento de fármacos, que palie el descontrol de impulsos, u otro psicoterapéutico, que corrija las conductas dependientes".Los chat o los correos electrónicos sirven para edificar amistades a distancia, tontear con una supuesta chica o chico, o hacer el amor virtual jugando con las palabras. De algunos de esos encuentros virtuales surgen matrimonios reales.
En Huesca, una provincia con unos 200.000 habitantes, ya han tenido lugar tres o cuatro enlaces. El problema de ese tipo de cortejo es el de la desilusión; el chateador tiende a crearse una imagen idílica del otro que el encuentro físico no puede mantener.Hay otro factor a tener en cuenta: el descubrimiento de Internet genera una fascinación en el nuevo usuario, que pasa muchas horas ante el ordenador, descubriendo los caminos de la Red. Al cabo de dos o tres meses racionaliza su uso, sacándole el máximo beneficio en el menor tiempo. "Nada es negativo en sí", dice De la Gándara, "la cuestión, como en todo, es el uso que se hace de ello".Si usted quiere saber si es un adicto a la red de redes, hay numerosos test online que pueder acercarlo a un diagnóstico.
Fuente: Urgente24