| Como lo mencionábamos en ediciones anteriores, la producción de alfalfa en la zona tiene muy buenas perspectivas de desarrollo y cada año aumentan las hectáreas de este tipo de cultivo. Quienes lo vivieron y conocen los orígenes de los valles irrigados de la norpatagonia saben la importancia que tuvo la producción de esta leguminosa en el siglo XX. La Familia Vincenty, Jorge y Pedro “Poroto” Vincenty continúan el legado que le dejó su abuelo. Hoy, pequeños productores ven en el cultivo de alfalfa su oportunidad para no caer del sistema. Hay grupos de productores que trabajan para mejorar e innovar tanto en la producción de semillas como de fardos. La Familia Vincenty, Jorge y Pedro “Poroto” Vincenty, dos productores de Coronel Belisle arrancaron con la herencia que les dejó su abuelo. Son ellos de los contados productores de la zona que produce semilla de alfalfa.En el caso de Jorge Vincenty, quien heredó unas 20 hectáreas se dedica en su mayor parte a la producción de semilla y en menor proporción, a las actividades relacionadas con la producción de semillas híbridas de maíz y zapallo. La producción total la comercializa a una empresa local ubicada en Choele Choel. Pese a ser la semilla un producto muy requerido, hoy existen muchas chacras que se dedican a la producción de alfalfa pero para pasturas, ya que el costo de producción es menor a otro tipo de cultivos que se realizan en la comarca. Este cambio de paradigma, producción de pasto por semilla, está ligado también a la notable caída en los rendimientos. “Actualmente la producción no logra lo que rendía 35 años atrás, y por ende no ha sido rentable. Antes los rindes eran de aproximadamente 650 kilos por hectáreas y ahora hay años que no rinden ni 200 kilos”, señaló Jorge.En el caso de Pedro “Poroto” Vincenty que también produce semilla, se vio obligado a buscar otras alternativas como la ganadería, para complementar este tipo de producción. Ambos confiesan que desconoce si el motivo es un cambio en la genética de la semilla o se debe al cambio climático.Sumado a esto, también las exigencias comerciales son un factor clave que llevó a optar por otros caminos. Para poder vender, la semilla debe estar fiscalizada y estar inscripto en el INASE (Instituto Nacional de Semillas) que es el organismo nacional en el cual debe inscribirse todo productor que desea realizar el cultivo y certificación, no solo de alfalfa sino de todo tipo de estructura vegetal, que sea posteriormente sujeta a producción. “Se trata de un trámite muy costoso al cual los pequeños productores (de pocas hectáreas) difícilmente podemos acceder”, señaló PedroOtro obstáculo fundamental son las malezas y plagas, que fueron también las causantes de que muchos productores dejen de producir semillas y deban optar por la ganadería, o el cultivo de tomate, actividades que fueron apareciendo como iniciativa mas rentable.Indiscutiblemente una de las alternativas más coherentes para la producción de alfalfa es transformarla en carne, a través de un proceso de integración con la actividad ganadera.En la medida que la fruticultura siga el proceso de concentración iniciado hace años, donde las grandes empresas se abastecen de su propia producción, los pequeños y medianos productores necesitan generar otras opciones productivas y la alfalfa lo es.Otro medio posible seria trabajar en forma cooperativa. Pero para lograrlo hace falta tener una visión asociativa. “Para ser cooperativista no hay que ser ventajero”, indicó Jorge Vincenty, glosando un termino que utiliza el productor Williams Ruffini, a su juicio, uno de los pocos productores de la región competente de liderar un proceso en este sentido. CERTIFICACIÓN Los productores son conscientes de los pasos que deben considerar para poder vender su producto. No obstante, la baja rentabilidad, debido a la disminución en los rindes que se vienen registrando desde hace varios años, les imposibilita mantener una producción estable. La comercialización legal de semilla de alfalfa, solamente es posible, mediante el sistema de certificación de los lotes de producción, una vez realizado esto, la misma se expende bajo el nombre de semilla fiscalizada. La Certificación Nacional consiste en un proceso de control oficial directo, ó a través de convenios con las provincias u otras instituciones públicas, que comienza en el control del origen de la semilla que se siembra, continúa con la inspección de los lotes de producción; de la cosecha y finaliza en el acondicionamiento; envasado y rotulado del producto final, que es la semilla fiscalizada. El beneficio para el productor por el uso de semilla fiscalizada radica en primer lugar en las garantías de identidad y de calidad que ofrece sobre otras clases de semilla, en segundo lugar en asegurarse el derecho de reclamo en caso de dudar de la identidad y/o calidad del insumo que se adquiere, sobre todo, en aquellas especies en las que, únicamente, se halla autorizada la comercialización de tal clase de semilla y en tercer lugar, también en las especies de fiscalización obligatoria, se contribuye a estimular el comercio legal de semillas, con las implicancias fiscales que esto tiene. INASE (Instituto Nacional de Semillas) Si bien dicho organismo, como parte de la descentralización planteada en 2005, ha establecido relaciones con las provincias, mediante convenios, los mismos, en la Región Patagónica no han sido ejecutados en lo que a Río Negro compete, dado que el coordinador Regional de la misma, fue desafectado a meses de su designación. Según se informó a este medio desde la Dirección Agricultura, dependiente del Ministerio de Producción, el estado provincial no tiene ingerencia alguna en la fiscalización de la semilla, sí exige para la compra que sea fiscalizada. Indicaron además que desde el citado año, se sostuvieron reuniones con el coordinador regional, las cuales posteriormente no prosperaron, ni las llamadas telefónicas, ni los e- mails enviados desde esta Dirección han tenido respuesta alguna. Para mas información, se puede consultar la página web, www.inase.gov.ar , donde se encontrará todos los requerimientos y formularios al respecto. Fuente: Andrea Gardón, andregardon@hotmail.com | |