| A ritmo de música latina la diseñadora venezolana mostró prendas transportadoras con exóticas cuerdas y detalles en rafia. La colección incluyó telas texturizadas en una paleta de tonos naturales que fueron desde marrón rojizo hasta marfil claro. Su ocasional uso de ámbar, rosa y caramelo combinaba con la ``luz menguante del final de un día de verano'', dijo Herrera en sus apuntes. La creadora encontró inspiración principalmente en las canastas, explicó, lo que se tradujo bien en un traje sin tirantes con corpiño tejido y un vestido de organza color cuarzo que lucía como un tablero de ajedrez. antalones cortos completamente bordados, combinados con una delicada camisa de flores, dieron un efecto de piel de culebra y Herrera usó el mismo bordado en un vestido de algodón con un gran lazo en la espalda. Una chaqueta bordada de organza color marfil y un pantalón corto en rafia del mismo tono podrían ser el nuevo traje diurno de dos piezas en Manhattan. Las compradoras, aun las clientas de Herrera, ``ansían cosas que luzcan hechas a mano'', dijo el estilista Robert Verdi mientras entraba al show en Nueva York. ``La gente quiere sentirse refinada, viajada y exótica, aun cuando no vaya para ninguna parte'', añadió. ``Pueden llegar allá a través de la moda''. | |