BUENOS AIRES (ABA).- Con un doble efecto - limpiar el gesto de autoritarismo evidenciado en el megaoperativo impositivo contra el diario "Clarín", del viernes pasado y buscar consenso sin insistir con atenazar voluntades - la presidenta Cristina Fernández dio un gesto de independencia de su esposo Néstor Kirchner, que habrá que ver cuánto tiene de auténtico y cómo evoluciona.
Al borrar de un plumazo la participación de las telefónicas en el nuevo proyecto de medios audiovisuales, Cristina cree haber quitado a la la oposición - de derecha e izquierda, según dijo -, argumentos fuertemente críticos: acusaban a Kirchner de tener doble intención al buscar "reemplazar un monopolio por otro".
"Es un buen comienzo", admitieron anoche en las cercanías del vicepresidente Julio Cobos, convertido insólitamente en un jefe virtual de un sector del antikirchnerismo.
"Sigue afectando la libertad de expresión porque no cede en casi nada la composición de la autoridad de aplicación", avisó a "Río Negro" Elisa Carrió, eje un conglomerado intransigente que reniega de Cobos y cuenta con la venia del titular de la UCR, Gerardo Morales.
"Teníamos los votos, pero la Presidenta tomó la decisión estratégica de sacar la ley de otra manera, mejorando su perfil político. Remueve un gran obstáculo para poder cambiar las actuales reglas de juego", analizó Agustín Rossi, quien tiene la responsabilidad de conseguir la media sanción en Diputados, este mes.
"Es un hecho altamente positivo", le comentó a Rossi el titular de la bancada del FpV del Senado Miguel Pichetto. El rionegrino respiró aliviado: "ahora realmente se podrá discutir la desmonopolización y el proceso democrático y se podrá salir a la búsqueda de nuevos aliados".
ARNALDO PAGANETTI
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