NUEVA YORK (Especial para "Río Negro").- El deporte argentino alumbró ayer un nuevo héroe. Fue en Nueva York, la capital del mundo, nombre que quedará asociado para siempre con el de Juan Martín Del Potro.
Con su triunfo de anoche, después de 4 horas y seis minutos dignas de una batalla para la historia, el tandilense pasó a ocupar el olimpo del deporte nacional junto al de otros consagrados como Juan Manuel Fangio, Diego Maradona, Guillermo Vilas y Emanuel Ginóbili.
Es cierto que es el primer Grand Slam que consigue, pero lo logró con apenas 20 años (cumplirá la mayoría de edad dentro de 8 días) y ante el mejor tenista de la historia, el genial Roger Federer.
El triunfo de Del Potro tuvo dimensiones épicas, por como fue conseguido, en el quinto sets de su primera final "Grande", dando vuelta un partido en el que siempre se vio abajo y en el que no era el favorito.
La gloria deportiva suele recaer en deportistas colosales y en campeones anecdóticos, esos que consiguen un triunfo durante un período sin brillo y sin pasión.
No es el caso del Obelisco tandilense, que conquistó el US Open (último Grand Slam del año) en una época dorada del tenis mundial, cuando dos de los mejores tenistas de todos tiempos lo dominan (Federer y Nadal), justamente a los dos que derrotó en las semifinales y en la final.
Ese dato es el que le adosa al título de Del Potro una trascendencia especial, lo que no hace más que subrayar la enorme dimensión que adquiere este momento.