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LA PEÑA: Mates que hablan | ||
Muchas veces me reprocharon que jamás escribí sobre el mate y todo lo que rodea la ceremonia de cebarlo, los que cuidan hasta el último detalle, los que ceban mates intomables, los que les da lo mismo. Y de verdad, debo confesar que jamás escribí porque no es una materia de la que me considere un conocedor. Apenas si sé cebar mate más o menos discretamente y, por supuesto, me encanta tomarlo, pero de ahí a dar consejos, a explicar técnicas y todo eso estoy muy lejos. Soy de los que creen que en realidad el mate es una excusa para compartir un momento, un buen gesto, compartir una charla. No me resulta relevante si el mate está bien o mal cebado, me importa más el momento compartido, el gesto de invitar o ser invitado que si el mate está en su punto justo de temperatura y sabor. Claro, eso no implica que me banque cualquier cosa, ni mate helado ni mate hirviendo, ni muy lavado tampoco. Soy lo que se diría mínimamente exigente para este asunto. Y hay gente, claro que la hay, que le pone al mate toda una ceremonia, que no me muevan la bombilla al tomar, que no hagan ruido cuando se da el último sorbo porque se lava, que no se atrevan a cebarlo si el que estoy cebando soy yo. Todo eso junto lo escuché muchas veces y de verdad me pareció un exceso, porque no creo que sea ninguna ciencia cebar un mate ni tampoco me parece lógico que alguien se enoje porque le movieron la bombilla. Pero está visto que es todo un mito, toda una ceremonia que para muchos es sagrada y la respeto. Un lector me acercó algo que me pareció bueno para compartir, algo que tal vez muchos conocen, pero otros no y tiene que ver con lo que llaman "los lenguajes del mate" en un sitio de internet. Vaya a saber quién lo escribió, pero ahora me entero que según cómo se cebe tiene un significado diferente. Mate amargo: indiferencia, no esperes nada, se acabaron las ilusiones. Mate dulce: amistad. Mate muy dulce: hablá con mis padres. Mate con canela: me estás interesando. Mate con café: estuve enojada pero te perdono. Mate con leche: amistad respetuosa, estima. Mate con melaza: me preocupa verte triste. Mate con miel: casamiento. Mate con cedrón: acepto. Mate con limón: prefiero no verte. Mate con té: indiferencia. Mate con azúcar quemada: simpatía, estoy pensando en vos. Mate con cáscara de naranja: vení a buscarme, quiero que vuelvas. Mate con ombú: tu visita es indeseable. Mate con toronjil: disgusto. Mate muy caliente: yo también estoy ardiendo de amor. Mate frío: desprecio. Mate hirviendo: odio. Mate tapado: buscate otra. Mate espumoso: te amo demasiado. Mate lavado: andate a tomar a otro lugar. Mate largo: visita poco grata. Mate corto: quiero verte más seguido. Mate encimado: mala gana. Qué me dice de esto. La verdad que jamás me hubiera imaginado que tuviera tantos significados. Y eso que no me metí en los tipos de yuyos que se utilizan para darle sabor, porque esa también es una materia muy amplia. Lo cierto es que todo esto forma parte de la ceremonia del mate, que en la Argentina está muy instalada en cada casa. Es parte de la vida cotidiana de muchísimos argentinos, tomar mate cada día y con esa ceremonia, se ponen en marcha todos estos idiomas propios. No sé si son ciertos o no, sí sé que cada uno le pone al mate su verdadero significado.
JORGE VERGARA | ||
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