Un desconocido Boca sucumbió en Tucumán ante Atlético que le dio una clase de juego en equipo y contundencia. Los norteños ganaron 2-0, superaron la línea de su rival y lo dejaron nada menos que a siete puntos de la cima.
Fue una verdadera fiesta tucumana en un Monumental que lució repleto y un equipo que le regaló a su gente una de la mayores alegrías de su historia.
Es que no le ganó de casualidad a Boca. Lo superó en todos los sectores de la cancha y hasta le podría haber vencido por más goles.
Enfrente tuvo un Boca insulso, sin una línea de juego y con preocupantes errores. El equipo del Coco Basile nunca le encontró la vuelta al partido, y cuando merodeó el gol, se lo impidió siempre Ischiuk.
Lo del primer tiempo Xeneize fue muy pobre. Desconcentrado y con muchas dudas en la defensa y con poco peso ofensivo.
Atlético se ajustó a su libreto y de milagro no cerró un primer tiempo con una goleada.
Los del Chulo Rivoira explotaron al máximo los desacoples defensivos de Boca, en lo que parecía un partido con los roles invertidos. Atlético el equipo experimentado y el Xeneize haciendo sus primeras experiencias en la categoría.
Ya de entrada el local exigió al Pato Abbondanzieri que tapó un gol pero con algo de inseguridad. Antes de los 15 Atlético volvió a llegar con peligro. Sarría habilitó desde la derecha a la Pulga Rodríguez, el Pato lo anticipó dentro del área, pero la pelota fue directo hacia el pie de Pereyra que, mientras los defensores lo miraban, sacó un remate inatajable.
Cinco minutos después Rodríguez tomó un balón de sobre pique, Abbondanzieri logró rechazar pero se la dejó servida nuevamente a Pereyra, que erró un gol increíble desde el borde del área chica.
Boca reaccionó sobre el final de la primera etapa. Primero Riquelme tomó de aire un centro desde la derecha, pero el disparo fue derecho a las manos de Ischiuk y un minuto después el propio arquero le ahogó el empate a Guillermo Marino que ingresó al área con pelota dominada luego de una sutileza de JR.
No era la noche de Boca y quedó claro en el arranque del complemento. Entró Insúa para darle más fútbol al equipo y cuando se esperaba una reacción furiosa, Atlético llegó primero con simpleza. Sarría se lo perdió a los cuatro y sobre los ocho, el Pato le tapó el gol a Rodríguez a la salida de un tiro libre.
Tocado en su orgullo Boca fue en busca del empate, pero siempre dio la sensación que Atlético lo podría liquidar en cualquier momento.
Y ese momento llegó a los 23 cuando Longo la aguantó sobre la línea final, esperó que llegue un compañero y le puso la pelota en la cabeza al recién ingresado Escobar que metió un frentazo de pique al suelo para clavar el 2-0 y desatar la fiesta en el Monumental de San Miguel de Tucumán.