Como nunca antes, la pelota parada se convirtió en una cuestión de Estado. Las críticas se escucharon más fuertes que nunca después de la caída frente a Brasil y, aunque trabajó a puertas cerradas, Diego Maradona hizo hincapié, una y otra vez, en este aspecto. Es que el juego aéreo es una de las armas más utilizadas por el seleccionado paraguayo... Y su mayor temor.
A pesar que antes del clásico se había dicho, una y mil veces, que el equipo de Dunga le sacaba petróleo a los balones detenidos, las dos primeras llegadas del scratch terminaron dentro del arco de Andújar (que hoy será reemplazado). La primera, con un cabezazo en excesiva soledad de Luisao; la otra, tras varios rebotes y el toque al gol de Luis Fabiano, después de un tiro libre de Elano.
Diego Maradona decidió que era tiempo del debut de Sergio Romero y que Nicolás Otamendi debía dejar su lugar, a pesar de que fue Gabriel Heinze el que perdió la marca en el 1-0 y que después le reprochó la acción a Sebastián Domínguez, con quien hará dupla hoy.
Hasta el inicio del partido ante los guaraníes no se sabrá si esas graves desatenciones defensivas (hubo más) se solucionaron con los cambios, aunque ciertos datos para recordar. Por ejemplo, que (según la página "Canchallena.com") de los 21 goles que marcó Paraguay en las Eliminatorias, 9 cayeron desde una pelota parada, además de que 6 de ellos abrieron el marcador a favor del equipo de Gerardo Martino.
También vale decir que de esos 9 tantos, 7 llegaron desde un corner que, de cabeza, mandaron a la red Da Silva, Haedo, Riveros o Santa Cruz. Es decir, sólo dos gritos fueron de tiro libre y penal (ambos de Salvador Cabañas, goleador paraguayo con 5 gritos).
Frente a estas estadísticas, y a los graves errores del sábado pasado, se dijo que Maradona había analizado incluir a Rolando Schiavi desde el arranque y darle la chance a Martín Palermo de ocupar un lugar en el banco de los suplentes.
Lo del Flaco ya se descartó, pero lo del Titán es una posibilidad más que cierta para hoy.