Científicos argentinos iniciaron un relevamiento geológico del fondo y subsuelo marino del estuario bonaerense de Bahía Blanca, para determinar mediante métodos sísmicos de reflexión el área total que ocupan los yacimientos de gas metano descubiertos a escasos metros bajo el fondo del Océano Atlántico.
El proyecto científico aprobado y financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica comenzó hace casi dos años y su objetivo es el estudio de las características geológicas del fondo y subsuelo marino de toda la región costera de Bahía Blanca.
El trabajo es llevado adelante por investigadores del Instituto Argentino de Oceanografía, junto a profesores de la Universidad Nacional del Sur (UNS), y de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Bahía Blanca.
Mediante métodos sísmicos de alta resolución, se realiza un relevamiento sísmico en el estuario bahiense, que involucra a sectores marinos de los partidos de Villarino y Coronel de Marina Leonardo Rosales, donde se descubrieron grandes concentraciones de gas metano entre los sedimentos del subsuelo.
"Lo que todavía no sabemos bien es el espacio areal, no tenemos definido cuánto ocuparían esos reservorios de gas metano que aparecen en varios sitios del estuario", dijo a Télam el doctor en geología marina del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO), Salvador Aliotta. El experto, que encabeza el equipo de investigación y es además profesor de la UNS, sostuvo que "hay mucha presencia de gas en la costa de Bahía Blanca, puntualmente en la zona portuaria y también en Villarino".
"En esta etapa, realizamos un mapeo regional mediante un sofisticado método sísmico de reflexión, que se basa en la generación y posterior recepción de las ondas acústicas que provienen de los diferentes estratos y materiales que componen el subsuelo marino", explicó. El geólogo precisó que "este sistema nos permite observar el subsuelo marino tal, como un obstetra lo hace a través de un ecógrafo para ver la criatura en la panza de su madre".
El gas metano se concentra entre las partículas del sedimento, "provocando un significativo cambio en la densidad original del material. Así, el equipo sísmico a través del sismograma permite detectar con claridad los materiales del subsuelo marino cargados con gas", amplió. Aliotta dijo que el origen del gas metano "se relaciona con materia orgánica acumulada entre esos sedimentos, que cuando subió el nivel del mar, ocasionó su enterramiento".
"Un intenso proceso de degradación por bacterias anaeróbicas, carente de oxígeno sobre el carbón de la materia orgánica entrampada originó la formación del gas metano", complementó.
Según el investigador, si bien el descubrimiento de yacimientos gasíferos "resulta un hecho inédito para la región costera de Bahía Blanca", se detectaron otros reservorios similares de metano "en el Río de la Plata, en el sector interior del Golfo San Matías y a lo largo del canal de Beagle, en Tierra del Fuego".
Este gas "aparece también en sedimentos someros (a no más de 10 metros) de bahías, estuarios y fiordos de diversas partes del mundo, lo cual es motivo de estudios, ya que la presencia de gas en los sedimentos es considerado como importante factor de riesgo geológico".
Por otra parte, sostuvo que las acumulaciones gasíferas encontradas podrían constituirse "en una interesante reserva energética potencial, para ser utilizada en un futuro no muy lejano".
Aliotta anticipó que el año próximo "estarían definidos los sitios en donde se hallan los reservorios de gas metano; luego vendrá una segunda etapa de estudio de las características geológicas y, por último, se realizará un muestreo directo, es decir, una perforación propiamente dicha".
Por último dijo que en el marco de los trabajos de relevamiento sísmico en el estuario bahiense, "YPF ya tomó contacto con autoridades de la UNS, porque entre sus políticas de difusión con las universidades figura el apoyo de proyectos de investigación que son de interés para la empresa".
El metano, hidrocarburo gaseoso inodoro, incoloro e inflamable, es el principal constituyente del gas natural para uso domiciliario e industrial, y en la actualidad se extrae desde una profundidad mayor a 2.000 metros, puesto que es un elemento que acompaña a los reservorios de petróleo.
Télam