Las tres aeronaves oficiales que la Fuerza Aérea pone al servicio del matrimonio Kirchner permanecen la mayor parte del tiempo estacionadas en el hangar. No porque la presidenta Cristina Fernández, y su marido, Néstor Kirchner, se abstengan de volar. Por razones que se desconocen, el matrimonio prefiere embarcarse en los tres aviones que conforman una flota paralela cuyos vuelos se financian con dinero del Estado, según reveló ayer el diario ´La Nación´.
La oposición parlamentaria pidió a la Justicia que curse una investigación sobre el origen y el uso de los aparatos que emplean los Kirchner para sus vuelos.
"La hora de alquiler de un jet privado cuesta entre 3.500 y 4.000 dólares. Es un escándalo que los Kirchner utilicen fondos públicos para darse esos lujos", señaló Julio Rodríguez, dirigente de Coalición Cívica.
La flota está compuesta por un Challenger 600 con matrícula LV BYG, un Learjet 35 con matrícula LV BXU y el famoso Learjet 31 A, con matrícula norteamericana N786YA, que el ex ministro de Transporte, Ricardo Jaime, utilizaba para sus vuelos personales.
Los recurrentes e irregulares viajes de Jaime en ese aparato lo obligaron a abandonar su cargo y son objeto de una investigación judicial.
El favorito del matrimonio presidencial es el Challenger, capaz de alcanzar una velocidad de 851 kilómetros por hora, con una autonomía de 6.028 kilómetros.
En los últimos dos meses, el jet de ejecutivos voló tres veces desde Buenos Aires a Río Gallegos. El coste de esos fletes es de 30.000 dólares.
Los aviones no sólo están a disposición de Néstor y de Cristina; su hija Florencia también ha viajado a bordo de ellos, junto con sus amistades, por lo menos en una oportunidad.
Además de pasajeros -empresarios y políticos allegados al matrimonio- los aparatos también transportan carga. Por ejemplo, los periódicos que la pareja lee en Calafate. En una oportunidad, la presidenta fletó un Cessna Citation para trasladar un valioso jarrón desde Buenos Aires a Santa Cruz.
Otro enigma por resolver es a quién pertenecen realmente esos aviones. Según "La Nación", Gustavo Carmona, piloto y empresario estrechamente vinculado a la Casa Rosada, aparece en los papeles como el propietario del Challenger y la firma Aires Argentinos como dueña del Learjet 35.