Lunes 07 de Septiembre de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Sociedad
La nueva ruta del narcotráfico: del Altiplano a la Patagonia
El paso Salvador Mazza-Pocitos es uno de los más complejos del país. La vía aérea, novedosa modalidad que excede la posibilidad de detección.

"Tanto la actividad policial como judicial distraen esfuerzos que, con sano criterio político criminal, deberían dedicarse a combatir el tráfico de tóxicos". Esta frase fue uno de los argumentos esgrimidos por el juez de la Corte Suprema de la Nación, Eugenio Zaffaroni, en su reciente fallo que consideró que el consumo personal y privado de marihuana no es delito.

En la actualidad, hay claros ejemplos de que la prevención y represión del narcotráfico en las fronteras argentinas no alcanza a evitar el ingreso de enormes cantidades de sustancias prohibidas destinadas a la comercialización dentro del país y en especial al norte de la Patagonia y por esa vía a Chile.

Uno de los casos más complejos de controlar es el paso salteño Salvador Mazza - Pocitos. Allí estuvo "Río Negro" la semana pasada y recorrió junto a Gendarmería la parte más sensible de las quebradas que separan ambos países.

"Esta es una frontera permeable", manifiestan eufemísticamente los gendarmes del lugar para describir que mucho se requisa, pero mucho pasa. Los poros en el sistema de control son más evidentes en las zonas de monte, mientras que existe mayor eficacia en el puente en el que se asienta todo el sistema de control de Gendarmería, Migraciones y Aduana. "Aquí decomisamos en los operativos algo más de un kilo cuando son cápsulas ingeridas y unos 4 kilos cuando van adosados al cuerpo. En el monte, cuando intentan pasar caminando, en mulas o a caballo hemos llegado a encontrar hasta 50 kilos", relata el comandante Freddy Rolando Vitale, segundo jefe del escuadrón 54 de Salvador Mazza.

En lo que va del año, en los diferentes controles realizados por el Escuadrón 54 se incautaron unos 300 kilos de cocaína. Pero unos 50 kilómetros al sur, por la misma ruta 34 que conduce a la frontera, el Escuadrón 52 de Tartagal realizó decomisos de mucha mayor trascendencia. Los gendarmes admiten que el paso fronterizo es vulnerable, pero que luego en las rutas, se logran secuestros de consideración y que se intenta dificultar la llegada de la droga a los grandes centros urbanos.

Además de los pasos terrestres no habilitados que se han creado mediante el cotidiano uso vecinal entre ambas jurisdicciones y que son a veces utilizados para el contrabando, existen otros más infrecuentes, pero mucho más efectivos para el narcotráfico. En los últimos tiempos, la vía aérea se ha consolidado como uno de los mecanismos más difíciles de controlar.

"La droga nos pasa sobre nuestras cabezas", aseguran fuentes de la fuerza nacional que saben que la modalidad se transformó en una constante casi imposible de resolver.

Meses atrás, circunstancialmente, un policía que caminaba por los campos de Metán notificando gente acerca de causas judiciales vio que desde una avioneta llovían bultos sospechosos. Puso en conocimiento a sus superiores y espontáneamente se montó un operativo que dio con cientos de kilos de cocaína, desarticuló una banda y apresó a un ex jefe de Gendarmería, presuntamente implicado.

Mientras este medio recorría los caminos bolivianos cercanos a la frontera observó, en menos de tres horas, tres avionetas que sobrevolaban el lugar.

El chofer de la camioneta y el guía que acompañaban a estos cronistas se miraron y coincidieron: "éstas cada vez se ven más seguido", sin ocultar una sonrisa. Tal vez fueran simples viajeros del aire, o tal vez no. Lo cierto que es que hoy todos comentan en el lugar que esa es la vía más eficaz para traficar droga y cada vez más pistas clandestinas se encuentran en los campos bolivianos, salteños, jujeños, santiagueños y hasta del norte santafesino.

Una alternativa actual para los contrabandistas es, no obstante, despegar en el vecino país con el cargamento ilegal y, sin necesidad de aterrizar, lanzar los bultos desde el aire, aprovechando su autonomía y las cortas distancias, para regresar al lugar de origen. "Acá no hay radares y eso lo aprovechan los narcos", nos cuentan dos periodistas locales.

 

Textos: Pedro Caram

pcaram@rionegro.com.ar

Fotos: Martín Brunella

mbrunella@rionegro.com.ar

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