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LA PEÑA: Si fuera posible | ||
La historia contrafactual nos hubiera dado el escenario perfecto que tendría nuestra música hoy en la Argentina si vivieran algunos que dejaron huellas en el género. Nos hubiera permitido imaginar qué hubiera pasado si los vivos de hoy se hubieran juntado con los ya fallecidos en algún escenario para hacer lo que mejor sabían, música. La historia contrafactual se define como el ejercicio de imaginar escenarios alternativos que respondan a la pregunta "¿Qué hubiera pasado si...?". La historia contrafactual es, simultáneamente, un método de análisis historiográfico y un género de creación literaria. Opera en dos momentos. En el primero se identifica un punto de divergencia con la historia real (una bifurcación significativa, la supervivencia o muerte de un personaje, la derrota o victoria en una batalla crucial). En el segundo se realiza la reescritura de la historia de manera consecuente con los cambios introducidos por la divergencia. A partir de esta definición, me permití imaginar convivencias en nuestro folclore que por cuestiones de edades, de tiempos, no fueron posibles. Lo imaginé cuando vi que era posible que Los Nocheros, Soledad, el Chaqueño Palavecino se juntaran en un escenario y tuvieran el éxito que tuvieron. Por qué no podrían tenerlo otros consagrados que en algún momento se juntaron en el escenario entre ellos, en situaciones muy esporádicas. Los Tucu Tucu, que ya no están, eran una conjunción de voces que lucían en los festivales, pero que hubieran sido la sociedad ideal para sumar una voz femenina como la de Tamara Castro, también fallecida. Y uno que dejó huellas por su estilo único, fue don Antonio Tormo, que en sus últimos tiempos solía desafinar bastante. Era el tiempo de sumarle una voz que disimulara esos altibajos, como lo hacen habitualmente los mejores, que cuando las voces no les dan, suman un coro que los convierte en casi perfectos. Este juego de imaginar qué hubiera sucedido si tal cosa o si tal otra, nos permite hacer sociedades que en la realidad no se dieron ni se darán, sociedades que por sus integrantes hubieran sido maravillosas. ¿Se les pasó por la cabeza pensar en Los Cantores del Alba junto a la voz del Negro Gerardo López o junto a Ehizaguirre de Los Nocheros? ¿Qué hubiera sido de estos cantores con una voz femenina al lado?, ¿qué hubiera sido de Los Fronterizos asociados a Los del Suquía? Qué hubieran hecho en un escenario Tamara Castro, Soledad y Roxana Carabajal. Cómo no pensar en Coplanacu, Raly Barrionuevo y Abel Pintos juntos. La verdad son sólo imaginaciones que se podrían armar en un disco sólo gracias a la tecnología, pero la realidad no los podrá juntar porque muchos de ellos ya no están. Esto es lo que nos permite la historia contrafactual, asociar lo que nos ofreció la realidad en este género musical, pero que por cuestiones de tiempo no se cruzaron. Los trabajos de muchos de ellos perduran y muestran facetas para imaginar sociedades, sólo que si se quiere son sociedades caprichosas, porque tal vez no hubieran funcionado juntos, o hubieran sido el sinónimo del éxito. Me pregunté muchas veces por qué Daniel Altamirano terminó como solista si tiene una voz privilegiada para integrar sociedades de éxito. Tal vez sea por eso de la rentabilidad o porque en los grupos musicales no siempre la convivencia es posible. El Chaqueño, cargado de éxito, tal vez jamás pensó en ser parte de un grupo. En fin, sólo se trata de un juego de imaginación, que podría resultar o no, pero que nos permite mostrar lo que hubiera sido de nuestra música si se cruzaban los tiempos, las voces y la magia de los mejores. JORGE VERGARA | ||
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