| ||
SEMANA EN BARILOCHE: Mensajes y carencias | ||
El referéndum que convocó el municipio para resolver si habilitaba un hipermercado dejó como resultado el incontrastable apoyo al emprendimiento. Así fue valorado por la empresa interesada y también por los vecinos, funcionarios y concejales impulsores del "sí". El local comercial será el más grande de Bariloche en su tipo y estará emplazado en el corazón del Alto, donde se concentran miles de vecinos de bajos ingresos que actualmente deben viajar al centro para hacer sus compras. El pronunciamiento popular fue un reproche a las empresas supermercadistas ya instaladas, que no se han interesado por acercar bocas de venta a los barrios humildes, y también al Estado por su desprecio a las necesidades básicas de la población. En el Alto no sólo faltan hipermercados. Tampoco hay un hospital, ni escuelas secundarias, ni cajeros automáticos, ni ventanillas de cobro de tasas, entre tantos otros servicios que seguramente ganarían por demolición en cualquier referéndum. Los votantes dejaron sentada una demanda de visibilidad y también un malestar larvado por muchas postergaciones que la multinacional estadounidense no tiene por qué resolver. Pero en el saldo de lo ocurrido el último domingo destaca también la bajísima concurrencia al referéndum, que como tal era obligatorio y vinculante. Apenas el 40% de los empadronados se expresó en las urnas. Una de las conclusiones posibles es que sin clientelismo de por medio ni una aceitada estructura de acarreo es complejo convocar una participación masiva. La obligatoriedad del voto parece no conmover a nadie. Pero aun con esa costumbre instalada, faltaron las interpretaciones de fondo sobre semejante indiferencia. Entre quienes leyeron lo ocurrido con el diario del lunes, ninguno exploró lo suficiente en las motivaciones del que no fue a votar. En anteriores elecciones de autoridades municipales la concurrencia rozó el 60% y ya fue una señal de alarma. Pero si la participación baja al 40% pone en entredicho todo el sistema. La escasa inquietud que despertó ese dato está en línea con el ninguneo de las abstenciones y votos en blanco impuesta por la reforma constitucional del 94, que decidió repartir cuotas de poder a partir de los votos positivos. Pero cuando el número de desinteresados crece a proporciones que superan la mitad del padrón, hay señales imposibles de ignorar. El referéndum por el híper fue el primero en la historia de la ciudad y la falta de ejercicio seguramente condicionará también su impacto real sobre las prácticas políticas. Conviene tener en cuenta que se trató de algo bien diferente a una consulta popular y a las audiencias públicas, que el municipio ya ha empleado con éxito desigual. En el referéndum el pueblo legisla de manera directa en sustitución de sus representantes. Tan grave responsabilidad demandaría un número mínimo de votos para tomar el resultado como válido. La ley provincial 2.353 lo fija en el 50% del padrón, pero sólo para los municipios que carecen de Carta Orgánica. Algunos concejales se apuraron en señalar esa distinción, para despejar cualquier duda sobre la validez de la elección. Llamó la atención que ninguno haya agregado que "...haría falta" reglamentar el tema. La ausencia de un piso de votos para el referéndum no es un mérito de la autonomía municipal sino un faltante notorio. Más aun si -como dijo el concejal Cejas- existen en Bariloche otras cuestiones para convocar el poder decisorio de los vecinos. Recién cuando el debate por el ´híper´ entró en crisis los ediles recordaron que el referéndum existe. A juzgar por la secuencia de hechos, es posible poner duda su real vocación por dar la palabra al pueblo y concluir que más bien encontraron allí la forma de salir de un juego de presiones que los tenía contra las cuerdas. En tren de ajustar la reglamentación, es útil considerar que el Concejo sólo puede sesionar y aprobar ordenanzas con la mayoría absoluta de sus miembros. No sería descabellado que para el referéndum también exista un "quórum" popular que no baje de la mitad más uno de los ciudadanos habilitados. Lo dijo el ex convencional Rodolfo Rodrigo cuando advirtió que el referéndum es "expresión por antonomasia de la democracia directa y tiene por esencia, filosofía y materia los grandes temas institucionales de los Estados. A nadie se le ocurriría concebirlo para ver si alguien puede poner o no un negocio. A nuestra municipalidad, sí". Es de esperar que el recurso referéndum no quede en el archivo y sea empleado para los temas "de fondo" de la ciudad. Pero también debería existir cuanto antes una reglamentación precisa y ajustada. Porque muchas veces la legalidad y la legitimidad no son la misma cosa.
DANIEL MARZAL | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||