Sábado 05 de Septiembre de 2009 Edicion impresa pag. 26 > Sociedad
Cuando un trasplante no impide superarse
María Teresa Paniceres recibió un trasplante de médula a los 12 años. Con 19 años fue a las olimpíadas especiales y ganó cinco medallas. Nació en Cervantes y actualmente estudia en Buenos Aires.

ROCA (AR).- Tiene 19 años, es de Cervantes y acaba de llegar de Australia, luego de participar de las Olimpíadas para Trasplantados que se llevaron a cabo en ese país. Su nombre es María Teresa Paniceres y hace algunos años recibió un trasplante de médula para combatir la leucemia.

Cuando tenía cinco años, los médicos le detectaron leucemia, pero gracias a un rápido e intenso tratamiento logró vencerla. Sin embargo, siete años después la enfermedad volvió a aparecer y esta vez la única solución fue un trasplante de médula. A pesar del diagnóstico, la solución llegó casi de manera inmediata y de la mano de uno de sus hermanos, quien le donó parte de su médula permitiendo que Teresa sea operada el 13 de julio de 2002.

Pero sus primeros pasos en la natación comenzaron mucho antes de ese duro trance. Incentivada por su papá, Rodolfo, un amante del deporte y ex atleta reconocido en la zona, empezó a practicar natación desde muy chiquita. "Mi papá me anotó en el Club Del Progreso, pero aunque me gustaba no lo hacía con muchas ganas", sostiene. Luego de su recuperación del trasplante, su padre descubrió la Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina, e incentivó a María Teresa a involucrarse un poco más en el deporte.

Fue entonces cuando se anotó para participar del torneo Latinoamericano que se llevó a cabo en Buenos Aires en el 2004.

"Más allá de la buena experiencia que significó participar de ese evento, dejé por unos años para terminar el colegio", comenta ahora. Sin embargo, el año pasado, y luego de irse a estudiar a Buenos Aires, "paradójicamente una Tecnicatura en Hemoterapia" como ella misma cuenta, decidió comenzar a entrenar nuevamente a través de la práctica de atletismo, y poder así presentarse nuevamente en los Latinoamericanos que se realizaron en noviembre.

Para asombro de Teresa, esta vez se alzó con cuatro medallas de oro y estuvo a punto de alcanzar el récord mundial en los 3.000 metros.

Gracias a los excelentes resultados obtenidos en las últimas competencias, y a pesar de las grandes dificultades económicas, María Teresa viajó a Australia para participar de las Olimpíadas para Trasplantados.

"Al principio no tenía muchas ganas de viajar, por todo el problema económico que significaba mi viaje, pero una vez que estuve allá no lo podía creer, no caía", comentó la joven. Agregó además que durante todo el tiempo que estuvo en el extranjero, se comunicó por señas ya que no maneja el idioma en absoluto. "Por suerte la gente fue muy amable y atenta", destacó. Considerada la revelación de la delegación argentina, se alzó con tres medallas de bronce y dos de plata.

Luego de esta increíble experiencia, María Teresa admite que volvió con más ganas que antes de seguir entrenándose y que, más allá de los buenos resultados y de la gran batalla de vida que afortunadamente ganó, quiere seguir con esta vocación que lleva en la sangre y la transforma en un verdadero ejemplo.

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