El clásico más importante del fútbol mundial se jugará hoy (a las 21:30) en un Gigante de Arroyito que será, ni más ni menos, una gran muestra de "argentinidad". El seleccionado nacional afronta la parada más importante desde que cayó en cuartos de final del Mundial 06, porque se enfrenta a Brasil, porque en el banco estará Diego Maradona y porque a la cancha habitarán "monstruos" planetarios como Messi, Tevez, Kaká y Robinho entre muchos, muchísimos otros.
Argentina y Brasil llegan a este esperado choque, del que se habla desde hace meses, con realidades disímiles. La albiceleste está cuarta en la tabla, no halla su identidad futbolística y en el camino perdió un par de hombre importantes para Maradona (Demichelis, Jonás Gutiérrez). Es decir, no puede darse el lujo de dejar escapar puntos porque una victoria ante Brasil le proveerá oxígeno y lo acercará a Sudáfrica. El scratch aterrizó en Rosario optimista y relajado, sabiendo que las mayores necesidades son del rival y que un buen resultado lo dejará con un pie y medio en el próximo Mundial.
En el plano futbolístico también hay muchas diferencias. Diego aún navega en aguas desconocidas desde lo táctico, sobre todo porque sus mejores hombres no responden en su equipo como en los clubes. Para esta noche, se la jugará en la zaga central con Seba Domínguez y Otamendi, apelará al quite de Mascherano para cortar el circuito talentoso de la visita y al manejo de Juan Sebastián Verón para abastecer a Lio Messi y al Apache. También mandará a Dátolo a mantener un duelo con la "topadora" Maicon.
Dunga ya encontró lo que Maradona está buscando. Llegó a la cima de las eliminatorias tras superar a adversarios y detractores, cambiarle la piel al conjunto, obtener una identidad y darle soporte colectivo a jugadores como Kaká, Robinho y Luis Fabiano.
En la concentración de Ezeiza son conscientes de que este sólido Brasil es más conservador de lo que manda su historia, juega de contra muchas veces y le saca buen rédito a las pelotas paradas, aunque sigue disponiendo de talento y fuego. Eso sí, Diego sabe dónde está parado, en tiempo y forma, y apuesta a la argentinidad, desde adentro y fuera de la cancha, para evitar que el adversario piense y se desahogue, para llevarlo al error, para tirarle encima la materia prima que por acá también es inagotable.
Será un clásico inédito, al menos con este formato de torneo sudamericano, ya que siempre jugaron más por el honor y el orgullo que por la necesidad imperiosa de puntos, como le toca hacerlo a los criollos que dirige Maradona.
Desde ya, es tiempo que aparezcan los mejores Messi, Verón, Mascherano, Tevez... Así, Sudáfrica estará más cerca.