A siete años de la tragedia del cerro Ventana, es dable hacer un repaso de las conclusiones a las que arribó oportunamente la Justicia.
Ello por cuanto dichas definiciones marcan un hito en la materia y merecen ser recordadas a todo aquel que se relacione con las actividades de montaña.
El fallo dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de General Roca reconoce estar frente a un caso inédito, sin antecedentes en nuestro país.
Mucho se discutió en su momento si lo ocurrido era un tema judiciable y, luego de ello, si el resultado dañoso fue producto de una fatalidad propia de la naturaleza o de una conducta culposa.
Las líneas generales del decisorio permiten concluir: 1) que más allá de las particulares circunstancias témporo-espaciales de un hecho, el derecho es aplicable a todas las personas, 2) que deben examinarse exhaustivamente las circunstancias de tiempo, persona y lugar que rodean cada caso, 3) que los riesgos no permitidos son "sólo las conductas que exponen al bien jurídico protegido a un peligro superior al autorizado" y "adquieren relevancia para la imputación penal, es decir que la comunidad acepta ciertos riesgos por razones de valoración de intereses. Sopesando las ventajas y las desventajas que la actividad produce, o en otros casos, por razones históricas o por otro tipo de justificaciones, es claro que sería imposible todo tipo de vida social si se intentara eliminar todos los riesgos, pero ésta aceptación de los peligros se limita hasta un cierto punto, a partir de lo cual llegamos al riesgo no autorizado", 4) que "los límites del peligro que se consideran permitidos no siempre surgen de una norma legislativa, ya que existen múltiples actividades que no están regladas de esta forma y que, sin embargo, encuentran su regulación en otro tipo de normas sociales", 5) que frente a situaciones técnicas debe privilegiarse ante todo el conocimiento de los expertos.
Fue precisamente el dictamen técnico realizado por cinco eximios peritos convocados al efecto el que permitió dilucidar las reales causas del hecho. Estas fueron:
* Existencia de placa húmeda: la que se formó por el viento dominante del oeste-este, corroborado por la presencia de cornisas en los filos superiores del cerro Ventana.
* Ladera inclinada y expuesta al sol: prosigue el dictamen, señalando que la avalancha se produce en una pendiente con gran exposición solar y con una inclinación promedio de 30°, valor incluido en el rango de mayor probabilidad de ocurrencia de avalanchas, sin vegetación, ni ningún tipo de anclaje en el suelo en las zonas de ruptura y travesía y en una cuesta convexa, lo cual también favorece la ruptura de la placa.
* Cambio climático: luego se destaca la variación meteorológica entre el sábado y el domingo, mayor humedad y elevada temperatura, lo que favorece la cohesión de la nieve y el peligro en las laderas nevadas.
* Ruta incorrecta: los auxiliares de la Justicia determinaron que el camino elegido para descender no era el adecuado para esa salida en esa época del año y con ese grupo.
* Equivocada decisión: se centraliza la causa eficiente del accidente en la decisión equivocada de transitar todos juntos por ese itinerario, sobrecargando la placa y provocando su desprendimiento con el posterior arrastre del grupo.
* Falencia de capacitación: la pericia revela que existen falencias en la capacitación del guía y en la falta de claridad en los objetivos e incumbencias de la cátedra Caminatas en Montaña. Critica también el procedimiento utilizado por la universidad para la selección de sus docentes.
* Baja relación docentes-alumnos: se consideró deficiente que hubiera un docente cada quince alumnos. "Sin los suficientes docentes-guías es imposible contar con el margen necesario de seguridad", agregando que el número por sí solo no alcanza si estas personas "no tienen la adecuada capacitación y el espacio para ponerlas en práctica en la toma de decisiones durante las diferentes etapas de una salida".
El fallo califica el comportamiento del guía como imprudente al permitir el tránsito de 16 personas sobre la placa húmeda, en una situación de equilibrio inestable que estaba a punto de estallar. También reprocha la negligencia habida al minimizarse la importancia de los signos de riesgo y no prestarse atención al peligro de avalancha que presentaba la ladera a atravesar.
Por tales razones la sentencia condena al profesor y guía a cargo del grupo a tres años de prisión en suspenso -la Cámara Nacional de Casación Penal revocó la prisión efectiva- e inhabilitación por el termino de diez años.
Cabe decir que luego del siniestro la universidad dispuso el llamado a concursos regulares de profesores y, para los casos de actividades al aire libre, se incorporaron protocolos de seguridad internacionales.
Sería importante que se diera a conocer por los medios de difusión pública o mediante los pedidos de informes pertinentes si el gobernador de Río Negro, el administrador de Parques Nacionales, el secretario de Turismo y Deporte de la Nación y el intendente de Bariloche han cumplido con la exhortación que surge de la sentencia, para que convengan protocolos de seguridad y medios de control de cada actividad recreativa o turística riesgosa.
Sin duda alguna, el caso del cerro Ventana debe marcar un antes y un después en la preparación de los guías de montaña, pero sobre todo en el tratamiento de la responsabilidad y la prevención, evitando la improvisación y la subestimación de riesgos.
Es de esperar que las personas, funcionarios, gobernantes e instituciones públicas y privadas comprometidas con la actividad montañil, en honor a las preciadas vidas perdidas y las que deban resguardar, revisen sus procederes y formulen los cambios necesarios.
Por ese mismo respeto, que la lectura de lo ocurrido no se reduzca a la simplista búsqueda de un chivo expiatorio sino que se convierta en una auténtica enseñanza para abrazar la actividad de montaña, privilegiando ante todo la vida.
Mientras aguardamos que ello en la práctica realmente ocurra, considero nuestra obligación difundir el caso y su resolución para evitar que un hecho tan desgraciado se repita y honrar la vida de quienes hoy no están -sólo físicamente- entre nosotros.
MARCELO ANTONIO ANGRIMAN (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Abogado y profesor nacional de Educación Física
marceloangriman@ciudad.com.ar
