KABUL.- Un avión de la OTAN bombardeó ayer dos camiones cisterna secuestrados por talibanes en el norte de Afganistán, y al menos 90 personas murieron calcinadas por la bola de fuego que generó el impacto, la mayoría de ellos civiles, lo que desató una ola mundial de repudio.
La misión de la OTAN en Afganistán dijo que "un gran número de insurgentes" fueron muertos o heridos por el ataque, cometido antes de la salida del sol en el poblado de Omar Khel, en la provincia de Kunduz.
Sin embargo, con el correr de las horas se fue conociendo la verdad de lo sucedido y la indignación mundial creció en forma paralela, ya que la inmensa mayoría de las víctimas de la matanza eran civiles, según coincidieron en informar distintas fuentes oficiales.
A tal punto que el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, quien en principio sólo había admitido que en situaciones de conflicto "los errores pueden ocurrir", se vio obligado luego a prometer una "investigación profunda" para depurar eventuales responsabilidades en el ataque aliado.
El comandante en jefe de la OTAN en Afganistán, general Stanley McChrystal, había ordenado recientemente limitaciones a los bombardeos preocupado por el enojo generado en la población afgana por la alta cifra de civiles muertos en estos ataques aéreos.
Al relatar el ataque de ayer, el jefe de policía Gulam Mohyuddin dijo que combatientes talibanes secuestraron el vehículo el viernes cuando cruzaba un río. Inmediatamente, la vocera de la OTAN, teniente Christine Sidenstricker, dijo que aviones de la alianza atlántica atacaron los camiones "luego de determinar que no había civiles en el área".
Y otro vocero de la OTAN dijo que una de las razones por las que se decidió destruir los camiones fue porque son usados a menudo "para cometer atentados suicidas".
Un vocero de los talibanes, Zabiullah Mujahid, dijo que miembros de la milicia integrista capturaron el camión cuando llevaba provisiones a las fuerzas de la OTAN desde Tajikistán.
Cuando los secuestradores quisieron cruzar el río Kunduz, los camiones se empantanaron en el barro, así que los rebeldes abrieron las válvulas para liberar combustible y aligerar la carga, agregó Muhajid.
El vocero talibán dijo que cerca de 500 lugareños se acercaron a los camiones para hacerse de combustible pese a las advertencias de los insurgentes de un probable ataque aéreo, algo que terminó sucediendo pocos minutos después a través de aviones de combate de la OTAN y a pedido de los efectivos alemanes de la ISAF, informó la agencia de noticias DPA.