Martes 01 de Septiembre de 2009 Edicion impresa pag. 35 > Deportes
Héroes perfectibles
Ariel les dedicó su joyita a "varios mala leche"... ... Martín a quienes lo insultan. Fue convocado por Maradona.

Los ídolos son muchas cosas. Tipos con destino mítico, seres agraciados por la inmortalidad, héroes mundanos. También personas perfectibles, gente que se equivoca, hombres que funcionan y son funcionales. El fútbol, quizá como ninguna otra maquinarias contemporánea, genera ídolos por doquier. Los crea, los utiliza y hasta los destruye.

Las dos imágenes más repetidas del fin de semana tienen que ver con dos ídolos: Ariel Ortega y Martín Palermo. El Burrito y el Titán sacaron a relucir el fuego sagrado y se transformaron en bomberos de dos equipos con grandes falencias. Lo llamativo de todo ésto es que no consiguieron gozar a pleno. Había una gran espina clavada en cada uno.

"Cuando salí corriendo tuve una sensación buena y una mala. Por un lado me acordé de mi esposa, mis hijos mi familia y por el otro también pensé en varios mala leche. Tuve ganas de agarrar una cámara y putearlos a todos con nombre y apellido", admitió Ortega. Desde la óptica del escritor Juan Villoro, Ariel es el héroe que lucha contra el destino en cada partido y que al perder la cabeza regresa a su condición común de hombre, algo que lo hace más épico.

Cada uno de sus actos tienen ese tinte y los ejemplos abundan: la expulsión ante Holanda en el Mundial ´98, el conflictivo regreso de Turquía, las escapadas nocturnas, el vicio, el exilio en la B Nacional, sus retornos gloriosos. Todos hechos que agrandan su leyenda, pero que también la vuelven carne. Hueso. Y sangre. Sigue Ortega: "(Frente a Chacarita) estábamos 3-3, pero nosotros teníamos la pelota y de a poco empezamos a abrir la defensa rival. Entonces tuve la sensación de que me iba a quedar una y la iba a meter". No sólo los hinchas lo tienen como un salvador. Él también se siente así.

Palermo, que anoche fue convocado a la selección (ver página 37), también es necesario en este fútbol viciado de negocio y show. "Yo, a los que me insultan, le contesto con goles", tiró el artillero, denostado por la facción de La 12 que responde a Mauro Martín. El Titán siempre despertó sensaciones encontradas en el pueblo futbolero, pero nunca en Boca. Como Ortega, se sobrepuso a duros trances y mantuvo la guardia en alto. También como el Burrito, la idolatría lo ha hecho tropezar.

Martín tiene razón cuando dice que aquellos que lo increparon el viernes pasado "no son verdaderos hinchas de Boca" y que "fueron mandados".

Pero omite decir que esos insultos son por su relación con Rafael Di Zeo, al que le dedicó festejos, visitó en la cárcel, y quien ya estaría peleando por los 200 mil pesos mensuales que genera la tribuna de La Bombonera. Di Zeo, según el periodista Gustavo Grabbia, ya retomó el contacto con el plantel y lo hizo "mediante su jugador fetiche". Palermo y Ortega son típicos héroes del fútbol argentino. (S.B)

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