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'No tenemos límites' | ||
Usain Bolt y Cristiano Ronaldo muestran su admiración recíproca | ||
MADRID.- Viven a mil por hora, casi tan rápido como trabajan. Sobre todo Usain Bolt, un rayo de paso por la capital en una visita relámpago para disfrutar del sol, la buena mesa y el buen fútbol. No hubo tiempo, ni ganas, para acudir a Colmenar Viejo para asistir a la faena de Miguel Abellán. Incluso él, un ET en la tierra, acusa el cansancio, el ritmo al que estos días le ha sometido su anfitrión, Cristiano Ronaldo. Juntos cenaron, juntos exprimieron la noche madrileña hasta el amanecer y juntos acudieron ayer a la llamada de Marca para compartir con sus lectores aquello que les une y les diferencia. Antes, a pesar de su saturada agenda, el jamaicano no quiso despedirse de la ciudad sin sentir de nuevo la magia del Bernabéu -vacío esta vez, tras los honores que se le rindieron en el encuentro ante el Deportivo del pasado sábado-, su mejor recuerdo de la capital, aun por delante del cochinillo y la chistorra. "Definitivamente, el Real Madrid es el mejor equipo del mundo", afirma, "pero creo que yo no podría jugar ante tanta gente. Me puse muy nervioso, y eso que sólo hice el saque de honor". ¿Nervioso Bolt? ¿El hombre que pone en pie cada estadio por donde vuela? "Esto es otra cosa, otro ambiente, con la gente mucho más cerca al no haber pista de atletismo". ¿No disfrutaría, por tanto, en un partido de verdad? "Claro que sí. A ver si el presidente me hace un contrato", bromea. Díficil convencer a Florentino, más pendiente de Ribéry, aunque la velocidad del plusmarquista mundial de 100 y 200 metros no vendría nada mal para acelerar las bandas. "Puedo jugar como defensa o centrocampista", asegura Bolt. "Yo le ficharía como portero", participa Cristiano. "No, portero, no. No sería capaz de pararte un penalti", replica el jamaicano. Ronaldo podría ser atleta. Ninguno comprende la vida sin deporte. "De pequeño era bueno en todas las pruebas, pero no sé si sería campeón en alguna", comenta el futbolista, quien no se atreve a decir delante de Bolt su marca en el hectómetro. "Yo soy más rápido, eso seguro", interrumpe el velocista. "Ya, pero con el balón en el pie, no creo que me ganes", ha de escuchar. "Eso habría que verlo", dispara. El pique no va a más, para decepción de unos pocos privilegiados presentes un domingo de agosto en la redacción de Marca, pero queda clara su actitud competitiva, su ambicioso talante. Acostumbrados al triunfo, reaccionan de forma distinta ante el fracaso. "Yo estoy preparado para ganar, no para perder. Soy un ganador", apunta con autoridad Cristiano. "Cuando peor me he sentido es cuando he perdido finales importantes". "Hay que aprender a perder", difiere Bolt. "Después, es necesario extraer concluisiones positivas para regresar con más fuerza". En la conexión con la grada sí existe un punto de encuentro. Algunos denuncian cierta frivolidad en sus acciones, pero les trae sin cuidado. "Me fijé en Cristiano cuando llegó al Manchester por su habilidad para hacer trucos con el balón", recuerda el hombre más rápido del planeta. "Ferguson, al principio, lo dejaba en el banquillo porque no soltaba la pelota. Pero es bueno ser así, como yo en la pista, para que el deporte no caiga en el tedio". Cristiano asiente: "Es bueno que haya gente que hace cosas diferentes. Es bueno disfrutar, pero con responsabilidad. Para Usain resulta más fácil, porque él sabe que va a ganar". No hay duda de que a Bolt no le afecta la presión más allá del Bernabéu. Mientras alcanza una velocidad máxima cercana a los 45 kilómetros por hora, sonríe, se relaja, vive. Para Ronaldo, esta tensión resulta imprescindible. "Hay que sentir la presión, pero una presión buena que te ayude a motivarte", reflexiona. Así afrontó su primer partido oficial en el Bernabéu. "Me sentí bien. Sé que la gente tiene expectativas muy altas, pero debe entender que hubo una mudanza muy grande y hace falta tiempo. Pero aquí hay mucho talento". Y en los grandes rivales, también, ¿no?. "Xavi, Messi, Eto'o, Drogba, Lampard... hay muchos buenos jugadores. También defensas difíciles como Bosinwa, Ashley Cole o Clichy". ¿Y Puyol? "No... mmm... es bueno, pero...". El encuentro se extiende durante casi una hora. Ambos muestran un carácter menos distante del que uno espera en dos jóvenes multimillonarios. Nada de exigencias, nada de excentricidades. Sólo sus miradas reflejan su deseo de inmortalidad. "No tenemos límites. Yo juego con los mejores, aquí y en Manchester, por eso sigo mejorando. Quiero luchar por ser el mejor de la historia", reta Ronaldo, sin marcar fronteras en sus ambiciones profesionales. "Seguiré hasta los 30, 40 o 50, hasta que mis piernas resistan", prosigue. El atleta, 23 recién cumplidos, un año y medio menor que el delantero, concreta más su respuesta: "Creo que puedo mantenerme al máximo durante seis años más. Soy joven y sigo creciendo. Hay que continuar empujando hasta que el cuerpo no pueda más". Rápido, casi a la carrera, los dos fenómenos abandonan la sede de Marca. A Bolt le meten en un solemne Mercedes negro, aunque hubiera preferido conducir el Ferrari con que Cristiano rompe la calma de otra asfixiante tarde de verano. No para Bolt: "Este clima es increíble. Me gustaría que los Juegos Olímpicos de 2016 se celebrasen aquí. Seguro que harían un gran trabajo". Cristiano rezará para que así sea. FUENTE: EL MUNDO | ||
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