CHIMPAY (AVM).- Decenas de miles de fieles volvieron ayer a reafirmar, en Chimpay, el lazo de fe que los une con Ceferino Namuncurá, "el beato patagónico". En la tierra natal del "Lirio de la Patagonia" se dieron cita alrededor de 30 mil personas. Desde la comuna y desde la policía se hicieron cálculos más ambiciosos ya que se habló de entre 35 mil y 40 mil personas durante todo el fin de semana.
Fue una fiesta cargada de emoción, donde la grey católica volvió a rendirle tributo a quien, desde mucho antes que el Vaticano lo consagrara como "beato", el propio pueblo ya había decidido adoptar como santo.
La jornada comenzó ayer pasadas las 7, cuando a la vera de la ruta nacional 22, en una explanada bajo los bardas, el lonco Jacinto Ñancufil -de la comunidad mapuche de Carmen de Patagones- fue el encargado de dirigir una oración al nuevo día.
Del ritual, participaron más de 200 personas y se esparció yerba como tributo a la tierra.
En el mismo lugar se congregaron poco antes de las 9 miles de fieles que participaron de la 39 peregrinación hacia el parque Ceferiniano, llevando en andas la efigie de madera de Ceferino. La columna de cerca de 8 mil personas llegó al santuario cerca de las 11, para allí fundirse con los fieles que traían la imagen de la virgen de Luján. Esa marea humana llenó el gimnasio municipal, donde se celebró la misa central, presidida por el obispo de la diócesis del Alto Valle, Héctor Navarro, acompañado por una veintena de curas y obispos de distintos puntos de la patagonia.
En la homilía, Navarro señaló "en un mundo donde se contaminan los ríos, los mares, tenemos que descontaminar nuestro corazón".
Tras la misa central, cerca de las 13, los religiosos se dirigieron al nuevo monumento a Ceferino erigido en el parque, cerca del camino que lleva a la capilla donde está la imagen de madera. Allí esperaba el gobernador, Miguel Saiz, y una nutrida comitiva de funcionarios como así también el humorista, Luis Landriscina, devoto de Ceferino y muy seguido por la gente de Chimpay.
En el lugar, fue el obispo de Viedma, Esteban Laxague, quien hizo la bendición de la estatua. Luego se descubrió una placa, ubicada a los pies de la enorme escultura de mármol, en la que se menciona a las autoridades provinciales.
También en ese sitio, alrededor de la monumental obra, se reunieron miles de personas.
Al cierre de esta edición continuaban los actos en el parque, con una misa y un tributo de los jóvenes a Ceferino.