EL HOYO (AEB).- Un joven de esta localidad salvó su vida de milagro, luego de que el vehículo que conducía cayera en plena madrugada a las aguas crecidas del río Epuyén. Para salir tuvo que romper a trompadas un vidrio lateral, mientras el auto era arrastrado por la fuerza de la corriente. Logró nadar hasta la orilla y pasó varios minutos abrazado a un sauce, ya con principio de hipotermia. Cuando se recuperó, caminó en medio del monte y la oscuridad hasta que llegó a una cabaña y encontró una frazada.
El hecho ocurrió a las 5.30 del domingo, cuando Luis Riffo (25) dejó a una amiga en su casa del paraje El Desemboque, a unos 10 kilómetros del casco urbano de El Hoyo.
Cuando volvía por el camino vecinal que bordea el río, a la altura del camping Las Pitras, no advirtió que la crecida de las últimas horas había socavado las banquinas, representando un verdadero peligro para la circulación vehicular.
Al parecer, en un tramo se quedó dormido y no pudo dominar el Fiat 147 blanco que conducía. Fue entonces mordió el borde y el auto dio una vuelta campana antes de caer a un pozón profundo.
En medio de su desesperación, viendo que la correntada lo arrastraba y seguía dando vueltas al vehículo, el muchacho emprendió a los golpes la misión de romper el cristal de la puerta derecha. Se rompió una mano y sufrió cortes en los brazos, pero logró su cometido y pudo salir del habitáculo. Con el resto de sus fuerzas nadó hasta que alcanzó un árbol de buen porte, que lo salvó de las aguas, tras ser arrastrado por unos 300 metros. Encima, una vez repuesto del frío, tuvo que caminar bastante hasta la casa de otro poblador que accedió a llevarlo hasta el hospital. En la guardia recibió las primeras curaciones y quedó en observación hasta el mediodía, cuando recibió el alta médico.
Durante buena parte del día, tanto los bomberos voluntarios como la policía hicieron rastrillajes para tratar de encontrar el coche siniestrado, pero sin resultados positivos.
