TOKIO (DPA).- Japón podría estar al borde de vivir un punto de inflexión histórico: según todas las encuestas, el opositor Partido Democrático de Japón (PDJ) no sólo ganará en las elecciones de hoy al Partido Democrático Liberal (LDP), en el poder desde hace más de 50 años, sino que además lo hará con una holgada ventaja de más de 20 puntos.
La desilusión de los votantes con la coalición de gobierno formada por el LDP y el Nuevo Komeito fue alimentada por el desfile de primeros ministros (tres en los tres últimos años), la incapacidad del actual, Taro Aso, para demostrar un liderazgo sólido en tiempo de crisis y su fracaso a la hora de enfrentar problemas económicos y sociales, comenzando por la envejecida población del país. El PDJ ya ganó el control de la Cámara Alta en 2007.
Los analistas esperan que hoy repita victoria y se haga con la mayoría de la Cámara de Representantes, la más poderosa, obteniendo en torno a 320 de sus 480 escaños. Eso sería más del doble de los que tiene ahora (112) y unos 220 más que los previstos para el LDP.
El presidente del PDJ y probable futuro primer ministro, Yukio Hatoyama, prometió a los votantes un cambio de fondo en Japón, recortando el alto gasto público y evitando al mismo tiempo que sean los ciudadanos quienes paguen la deuda nacional, actualmente de unos 800 billones de yenes (8,5 billones de dólares) o un 160 por ciento del PBI del país.
Hatoyama también prometió revitalizar la segunda mayor economía del mundo incrementando los ingresos de los hogares y alentando el gasto. Estas palabras entusiasman sin duda a los votantes. Pero muchos analistas las ven demasiado buenas para ser ciertas, por no decir irreales.
Hatoyama anunció por ejemplo que revisará el paquete gubernamental de estímulo económico por un valor récord, pero el plan de su partido para sacar Japón de la peor recesión desde la posguerra incluye un aumento en las ayudas por niño o la anulación de impuestos a la gasolina para estimular el gasto. También el PDL cuestiona los planes opositores como una "quimera" y asegura que hará falta "magia" para implementarlos. Otro objetivo de las críticas es la falta de experiencia del PDJ en materia de gobierno: sólo unos pocos miembros del partido ocuparon cargos ministeriales o en la oficina del primer ministro.