NEUQUÉN (AN).- En la Patagonia, Neuquén es la segunda provincia que registra mayor consumo de cocaína y marihuana, y le sigue Río Negro.
Los datos los dio a conocer el responsable del Servicio de Adicciones del Hospital Regional Castro Rendón, Fabio Fortuna, en base a una estadística a nivel país que brindó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
En la región patagónica, de acuerdo a la encuesta realizada por el organismo nacional, el ránking lo encabeza Tierra del Fuego con un 11,8 por ciento de consumidores de marihuana y 3,1 por ciento de cocaína. Los guarismos en Neuquén ascienden al 9 por ciento en marihuana y 2,6 en cocaína. En tanto Río Negro, de acuerdo a la muestra, registra 7,5 por ciento de consumidores de marihuana y 2,2 por ciento de cocaína.
La muestra abarca una amplia franja etárea que va de los 16 a 65 años.
Fortuna explicó que la mayor parte de los consumidores de cocaína de Neuquén se encuentran en la zonas petroleras. Es así que los mayores índices se registran en Cutral Co, Plaza Huincul, Rincón de los Sauces y Buta Ranquil.
En tanto en la capital neuquina "el consumo de cocaína es bastante disperso pero junto a drogas como LSD y éxtasis, se concentra principalmente en las clases adineradas", detalló el profesional.
En cuanto a la marihuana, el especialista reconoció que se consume en toda la provincia de manera indiscriminada: no responde a una clase social en particular o determinadas zonas geográficas.
"De todas formas el mayor flagelo en esta provincia sigue siendo el alcohol", remarcó Fortuna quien admitió que "el servicio de adicciones está desbordado. Por mes tenemos cien consultas nuevas que debemos rechazar por carencia de espacios para concretar las internaciones".
En la actualidad el servicio sólo cuenta con ocho camas para hombres jóvenes adultos y carece de lugar físico para la desintoxicación de mujeres y comunidades terapéuticas para tratar a jóvenes menores de 18 años, sean hombres o mujeres.
Fortuna confió que en la Legislatura se está estudiando en comisiones un proyecto para que el servicio de adicciones se convierta en un programa provincia de prevención y asistencia que pasaría a estar bajo la órbita de la Subsecretaría de Salud. Esto permitiría contar con presupuesto propio lo que sería un ventaja a la hora de motorizar distintos programas y tratamientos, cosa que en la actualidad no se realiza por falta de fondos.