-Con el conflicto por las bases, ¿hay riesgo de que haya una guerra regional como dicen Chávez y Correa? ¿Qué efecto tendría?
-No, no hay riesgo porque ningún país piensa generar una confrontación con Estados Unidos, tanto por la gran asimetría de poder como por la preocupación por las consecuencias de una guerra. Uno de los factores de desarrollo de Sudamérica es su reconocida característica de "zona de paz"; por esa razón la militarización de la lucha contra el narcotráfico preocupa, hay que preservar la "zona de paz". El acuerdo, sin embargo, va a generar tensiones y tendría que llevar a los países de la región a articular una estrategia regional de defensa y seguridad común. Uno de los mayores riesgos de ese acuerdo es la fractura interna que puede causar. De ahí que hay que ser muy cuidadoso hacia cualquier tentación de aislar a Colombia o generar hipótesis de conflicto con Colombia.
-¿Es equiparable el acuerdo Colombia-EE. UU. con el de Venezuela-Rusia?
-Es un disparate. Supone que los rusos tienen intención y sobre todo capacidad de proyectar poder en el Hemisferio Occidental y crear una nueva Guerra Fría con EE. UU. Más allá de algunos gestos más bien nostálgicos de la era de su estatus como superpotencia, que se limitan a su aspecto más bien discursivo o simbólico, los rusos tienen una actitud mucho más pragmática de lo que se piensa. Les interesa más hacer negocios que crear zonas de influencia.
-¿Hay interés en el Amazonas?
-No sólo en el Amazonas sino en general en una región rica en recursos naturales que adquieren cada vez más valor estratégico y en la agenda de seguridad internacional. El interés va desde el Amazonas hasta la Patagonia y el Atlántico Sur, vastos espacios territoriales y marítimos cuya defensa y preservación de soberanía es el mayor desafío de los países sudamericanos.
(*) Doctor en Relaciones Internacionales, University of Miami. Máster en RI por Flacso. Especialista en seguridad internacional y docente en la Universidad de San Andrés.