La dependencia e interés de la clase política por los medios de comunicación -más aún en etapas electorales- es sin lugar a dudas una situación que desde hace ya unos años se está haciendo cada vez más intensa en nuestro país. Producto de esta relación y a la luz de la sociedad (televidentes, oyentes o lectores de los medios) surgen los diversos temas cotidianos tanto a nivel político - electoral como gubernamental. De esta manera, se conocen las políticas públicas implementadas y a implementar, los políticos con posibilidad de ascenso, los nuevos dirigentes; se "posicionan" los rivales políticos, etc.
Bajo esta realidad político - mediática, cabe preguntarnos: ¿qué significa hoy "estar en los medios"? Si bien existen variadas respuestas acordes a la perspectiva que tomemos, podemos afirmar que estar en los medios significa acceder al "Campo de juego", es tener presencia, adquirir la capacidad de ser socialmente visualizado, "subir al escenario político - electoral" y transformarse en un actor al que todos analizan, observan y reconocen.
Ahora bien, cabe decir que la circunstancia de "estar en los medios" como estrategia política sería vacua e inaudita pensada como fin, pues más bien se trata de un medio para llegar a la consecución del objetivo planteado: lograr o consolidar poder hegemónico, posicionarse sobre el electorado, instalar un tema en la opinión pública, entre otros.
La construcción del oponente: comunicación en acción
Los conflictos que se suscitan entre el gobierno nacional y algunos medios de comunicación hacen pensar y preguntarse: ¿por qué pelearse con los medios, acaso ello no significa algo muy riesgoso?
A decir verdad, el "pelearse" con determinados medios de comunicación (y sus respectivos grupos empresariales) o algún sector de la sociedad -más allá de las razones particulares- indudablemente forma parte de una construcción política del oponente, seleccionando a los enemigos y dejando de posicionar a otros actores en el mencionado escenario mediático - político.
Así, una de las peleas más relevantes del último año y medio ha sido con el denominado sector del "campo", pero cabe preguntarse ¿es éste un enemigo electoral?
También se da la pelea con el Grupo Clarín, y esto nuevamente nos lleva a interrogarnos, ¿es éste un enemigo electoral? Por cierto, no es menor pelearse con estos grupos de poder, ya que indudablemente afectan la imagen e intención de voto del gobierno, pero en definitiva no se catapulta a nadie electoralmente. A modo de ejemplo, las últimas elecciones donde difícilmente encontraremos un ganador (siempre refiriéndonos al panorama nacional y no en distritos provinciales).
Es decir, se puede identificar un perdedor (no obstante algunos puedan discutirlo), pero no así un ganador; razón fundada -entre otros factores- en que el gobierno nacional construye constantemente su oponente en actores sociales abstractos, generales y que no son enemigos electorales, sino más bien políticos.
Distinto es el caso en que el gobierno tome como enemigo a un referente a nivel nacional, hecho que posiblemente lo catapultaría a la presidencia y posiblemente podría reunir y unir al marco opositor.
Podemos concluir diciendo que en muchas oportunidades los oponentes políticos y electorales, en realidad, dependen de sus adversarios y del hecho de que éstos los "suban al ring" y los eleven al escenario político y mediático necesario; aunque no se puede dejar de recalcar que con sólo el escenario mediático no se logra la obtención del poder a través de elecciones, sino que se necesita imperiosamente de una estructura política partidaria.
Hoy, "estar en los medios" es indispensable para la clase política: de esta manera legitiman sus actos y sus intenciones; pero al pensar las estrategias discursivas es necesario reflexionar cuándo se contesta y cuándo no, cómo provocar una respuesta; pues en algunas oportunidades quienes catapultan un candidato son sus mismos contrincantes, quedando luego como desafío de aquél simplemente saber mantenerse... En la actualidad y a nivel nacional es indudable que se construyen enemigos políticos, pero que en definitiva no son enemigos electorales.
DAMIÁN PERTILE (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Lic. Profesor de la Universidad Empresarial Siglo 21.
Autor de los libros "Justicia, periodismo y sociedad" y "El vocero judicial"
damianpertile@hotmail.com