VIEDMA (AV).- Tres hombres fueron detenidos ayer en el marco de una nueva investigación por presunta trata de personas en Viedma. Hoy serían indagados por la jueza federal de esta capital, Mirta Filipuzzi.
Los detenidos son propietarios de un cabaret con fachada de "wiskería" que funciona en esta ciudad, ubicado en la intersección de Colón y Bernal, el cual fue allanado en la madrugada de ayer.
Al parecer habría existido una denuncia ante la Policía Federal con asiento en Viedma sobre situaciones presuntamente irregulares en este local nocturno, donde las mujeres que trabajan allí no sólo realizarían "copas" con los parroquianos (lo único para lo que están habilitados estos locales) sino también "pases", tal como se denomina en el ambiente a las relaciones sexuales con los "clientes".
Según se supo, al ingresar al local con una orden de allanamiento una de las chicas que se encontraba en el lugar habría pedido ayuda a la Policía, que en forma inmediata la retiró del inmueble y buscó su protección en los organismos locales.
La joven, quien sería oriunda de un país limítrofe, habría llegado al lugar detrás de un ofrecimiento de trabajo como moza en una confitería, pero -como ocurre habitualmente en este tipo de delitos- una vez en el local habría sido obligada a ejercer la prostitución.
La joven sería mayor de edad pero la ley fija como delito no sólo estas prácticas contra menores de 18 sino también contra mujeres mayores que son obligadas.
Trascendió además que la chica habría permanecido ayer varias horas en el edificio de la Justicia Federal y no se descarta que durante todo ese tiempo haya sido escuchada por la jueza, quien hoy mismo indagaría a los tres detenidos. Dos de ellos serían oriundos de Viedma y el tercero de Patagones. Los tres serían mayores de 30 años.
Se supo también que la Policía Federal no sólo habría confirmado la presencia de esta mujer "contra su voluntad" en el local sino una grave situación de hacinamiento donde deben vivir las otras chicas que trabajan allí, en su mayoría extranjeras y de provincias del norte del país.
Las víctimas serían más de cinco y vivirían en un reducido espacio compartido y en condiciones más que precarias. Además, en el fondo del local se levantan pequeños gabinetes destinados a los "pases" que deben realizar con los eventuales clientes.