Jueves 27 de Agosto de 2009 Edicion impresa pag. 3 > Nacionales
La historia secreta de por qué se llegó al veto
Los principales legisladores K tratan de ayudar al gobierno anudando acuerdos con sectores de la oposición, que luego Néstor destruye. Los acercamientos para aprobar la prórroga de facultades delegadas tuvieron gestores inesperados: Julio Cobos y Alberto Fernández. Mientras que la aprobación, a libro cerrado, de exenciones de retenciones para productores bonaerenses tuvo un guiño. El tira y afloja para mantener el barco a flote hasta el 2011.

BUENOS AIRES.- No todo lo que parece "es" en política. La oposición no imaginaba estar tan confundida, tras la derrota de Néstor Kirchner, ni el oficialismo tan proactivo en la ofensiva. Hubo una victoria holgada e inimaginable en el recinto de Diputados, por la prórroga de facultades delegadas por un año más, que esconde una historia secreta de pactos parciales entre integrantes de diferentes bloques y ayudas inesperadas de importantes actores políticos distanciados del Poder Ejecutivo.

La presión que sintieron los jefes de las bancadas K fueron sólo comparables con la resolución 125 de las retenciones, que terminó definiendo el voto no positivo de Cobos. "Otra derrota como ésa y nos vamos", amenazó Néstor Kirchner ante un grupo reducido de colaboradores. El mensaje llegó abajo y desató una negociación desesperada por asegurarse los votos.

En este contexto, se generó un contacto entre el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el vice Julio Cobos, quien no tiene ganas de verse en apremios institucionales. Tres legisladores cobistas votaron la iniciativa en el recinto: Genaro Collantes, Raúl Omar Paroli por Catamarca y el rionegrino Juan Carlos Scalesi. Los demás se repartieron entre la abstención y el voto negativo, pero ya cuando estaba segura la media sanción, garantizada sobre todo por aliados de centroizquierda. La noche terminó con el grito ahogado del bloque comandado por Agustín Rossi: "Kirchner va a volver".

Lejos de agradecer este gesto de su ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, desde el gobierno se ordenó espiar a los protagonistas de estas charlas, hackeando mensajes de texto, que luego trascendieron con lujo de detalles en el despacho presidencial.

El episodio derivó en la apertura de una causa judicial y la declaración de Alberto F, quien aclaró que nuca supo de la aplicación de este tipo de abusos por parte del gobierno. La embestida fue aprovechada por el otro Fernández, Aníbal , que como jefe de ministros ejecutó la expulsión de los últimos vestigios de "albertismo" en la administración central.

 

El quiebre de la tregua

 

Hubo otro atisbo de apertura dialoguista, que comprendió el tratamiento de la emergencia agropecuaria: una serie de incentivos para productores quebrados por la sequía, conjuntamente con un proyecto de nueva ley de arrendamientos que mira con simpatía la Federación Agraria Argentina.

Fue precisamente el titular de esta organización agropecuaria, Eduardo Buzzi, quien pidió en público una tregua con el gobierno.

El oficialismo parlamentario sabía, otra vez, que debía ceder algo para no arriesgar. Allí encaja el supuesto "error" de las espadas K para no ver un artículo colado por el diputado del peronismo disidente, Francisco De Narváez, dando una exención de retenciones a 22 distritos bonaerenses afectados por la sequía.

La iniciativa se aprobó a libro cerrado, el pasado 6 de agosto, y en los últimos días se quebró el pacto no explícito de no agresión entre el campo y el gobierno.

La idea original se vulneró, una vez más, por la intemperancia de Néstor K. El ex presidente sabía de la existencia de dicho artículo y, una vez que pasó el chubasco, decidió ordenar el veto presidencial.

Al oficialismo le sirvió la jugada en la búsqueda de oxígeno y para ganar otra batalla legislativa antes del 10 de diciembre próximo, cuando perderá con el recambio las mayorías en ambas cámaras.

Mientras que, para "el colorado", fue un resurgimiento en la arena mediática después de un período llamativo de silencio.

Una fuente cercana al empresario señaló en confianza: "Preferimos que festejen ciertas victorias y no que encuentren una excusa para irse antes de tiempo".

Es el tira y afloja, a veces consensuado otra veces practicado de memoria, por un oficialismo asustado, una oposición confundida y un Néstor Kirchner yendo a todo o nada.

Un equilibrio difícil de mantener por mucho tiempo más, teniendo en cuenta acciones tendientes a cooptar o quebrar opositores. Algo de esto saben la flamante funcionaria K María del Carmen Alarcón o Carlos Reutemann, respectivamente.

HORACIO CARIDE
(ABA)

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