Miércoles 26 de Agosto de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Sociedad
Se organizan para mejorar su calidad de vida
Enfermos de diabetes y familiares se reúnen y aprenden a convivir con este mal. Los mejores cuidados para esta afección que aqueja a gran parte de la población.

CAMPO GRANDE (ACE).- "En el taller siempre se aprende algo nuevo y todo es importante", aseguran las integrantes del taller de salud que se reúnen una vez por semana en San Isidro para compartir cómo se convive con la diabetes.

Viviana Nacupán es hija de una diabética que requiere diálisis y acompaña al taller siempre a su madre, Paula Caniqueo es paciente diabética, Mirta es mamá de una adolescente que desde los 9 años que padece la enfermedad y Elsa Caniqueo junto con Magdalena también son insulino-requirentes.

Un 4,8% de la población de Campo Grande tiene diabetes, 24 de ellos viven en Vidal, de los cuales 14 son insulino requirentes. Por eso un taller de educación sobre diabetes resultó una de las actividades más importantes para la actividad comunitaria en este sector de Campo Grande.

"En enero comenzamos los talleres y esto nos cambió a todos. Son dos o tres horas en el puesto de salud donde nos desconectamos del problema y, aunque estamos todo el tiempo hablando de la diabetes, nos ponemos a discutir, sacamos información de los libros y nos proponemos a hacer cosas", aseguraron.

Sin dudarlo, explicaron que la enfermedad "es silenciosa y traicionera", y por eso no hay mejor opción que tener controlada la glucosa en la sangre: aprendieron a utilizar el glucómetro, a realizar mediciones periódicas y comparten recetas o datos para mejorar la comida que deben comer.

"A veces hacemos caminatas en conjunto, estamos programando un encuentro con nuestras familias y pensando también un recorrido a Mari Menuco a buscar piedra pómez y pasar allí un momento diferente", explicaron.

Todo detalle es importante para la salud de un diabético, hasta el minucioso cuidado de los pies y del cortado de las uñas para evitar que cualquier mínima herida o piel poco hidratada se convierta en un derrame y un problema que pudo haber sido evitado.

A más de 40 kilómetros de los centros más poblados donde atienden las obras sociales, donde hay farmacias cada dos cuadras y otros beneficios, en Vidal, Manzano, San Isidro se tiene que tener una previsión de insulina, de las agujas específicas, o de los medicamentos necesarios para cualquier imprevisto. "Un pico de presión, por ejemplo, te sube el azúcar; y por eso hay que estar controlado", alertaron.

En esta convivencia con la enfermedad el acompañamiento de la familia es fundamental para llevar una vida lo más normal posible. "Acá no hay colectivos para ir a Neuquén, si no se tiene auto el viaje sale más de 40 pesos y si uno tiene que ir a buscar las agujas especiales todo es un trastorno. Aquí aprendimos a conseguir las cosas que nos corresponden que nos den según la obra social que uno tiene y aprendimos cositas que uno ignoraba y que nos cambiaron todo el sistema de vida", plantearon.

Conocer a qué se enfrenta cada insulino requirente sirve, por ejemplo, para entender los cambios de humor, la importancia en los cuidados y el control diario de los niveles de azúcar y el acompañamiento durante la inyección de insulina; o el diálisis en los casos de mayor gravedad.

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