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Fútbol: no es cuestión de hacerse ilusiones | ||
Los equipos no empezaban desde la misma plataforma. Los dirigentes están entusiasmados con la nueva sociedad con el Estado. Sin embargo las primeras acciones en el campo cachetearon la celebración. |Por Jorge Neri| | ||
Aunque los minutos previos al rodar de la pelota marcara la virginidad del cero para todos, la primera fecha consumada reveló que los equipos del fútbol argentino no empezaban desde la misma plataforma y no era cuestión de que ilusiones reviertan las angustias de una pretemporada que modificó poco y nada las realidades de los clubes.
Aún con los dirigentes entusiasmados por la plata que le entrará a partir de su nueva sociedad con el Estado Nacional, las acciones primeras en el campo de juego cachetearon más de una celebración.
Con anémicos movimientos de mercado, con aristas fellinescas como la aparición de futbolistas desconocidos que intentan mostrarse ante entrenadores de clubes históricos que piden ayuda ante oídos sordos de dirigentes que manejan tesoros desatesorados, el cuadro favorece a quienes supieron, lograron, mantener una base de plantel, tal vez sin estrellas que iluminen el campo de juego y arranquen devociones, pero si que animan a un andar prolijo y sin sobresaltos, mucho para lo que hoy vive el futbol.
Si hace un año que River no tiene respuestas a su juego de qué elementos podría asirse para atisbar un cambio. El barco riverplatense hace agua en varias partes de su casco. Siguió penando en defensa, no hubo origen de juego y ni que hablar en definición.
Los "viejitos" Ortega y Gallardo fueron literalmente comidos por la marca del medio campo de Banfield y nada aportaron para augurar un cambio de rumbo. A Néstor Gorosito no le llegaron los refuerzos que pidió y ahora solo espera que el zaguero paraguayo Javier Cohene Mereles y el delantero Pablo Velázquez puedan sumarse, a modo de consuelo por los que no llegaron.
En Independiente apenas el pronóstico del técnico Américo Gallego de que se va a pelear la punta alienta a la ilusión. Tuvo algunos minutos de dominio, pero volvió a sucumbir ante Newell's, otro club que padece serios inconvenientes económicos.
Con Núñez más atlético, la esperanza de Andrés Silvera, y la espectativa de que el Patito Rodríguez despegue de una vez por todas son las bases donde se arrinconan las pequeñas cuotas de buenos augurios. Racing vendió a dos laterales y dejó ir a otro y el primer partido lo jugó con cuatro centrales y por los andariveles se notaron las flaquezas defensivas.
Habrá que esperar los milagros del sistema Caruso Lombardi para ver hasta qué punto puede revertir la inacción de su equipo en gestación y ataque. Huracán empezó diezmado, pero sobre todo de los pocos iluminados que tenía quedó uno con las idas de Pastore y Defederico. El primer tiempo dio lástima ante el juego decidido de Lanús.
Casi milagroso fue que Lanús no se hiciera de una goleada y que Huracán con chicos casi desconocidos transitara el segundo tiempo dignamente. El técnico, Angel Cappa, explicitó sus dolores y hasta sus pronósticos inmediatos: "no tengo equipo". Más claro, imposible.
En Boca se podrá decir que faltó Riquelme y que no hubo génesis de juego ante Argentinos, pero el primer tiempo reflotó las flaquezas xeneizes que pusieron fin al ciclo de Carlos Ischia. Sebastián Battaglia sigue siendo el motor y a veces devenido en definidor mientras Martín Palermo sigue poniéndole tiza a su botín. Más allá de la aparición milagrosa de Guillermo Marino que anestesió dolores de domingo negro en La Bombonera, Boca ahora con Basile en el banco, parece no tener un plan B cuando no está Riquelme.
Está San Lorenzo contento, como lo estuvo el año pasado, pero habrá que ver si el juego que destacó al uruguayo Pablo Pintos, y la rúbrica de Gonzalo Bergessio en el gol logran superar las ciclotimias que derrumbaron una y otra vez las ilusiones del hincha azulgrana. Así Vélez, Lanús y Estudiantes, y hasta Colón aún perdiendo, emergen como los equipos más sólidos con el único argumento de mantener lo que se tuvo.
El último campeón, salió airoso de la primera prueba ante Colón, otro equipo que transita por esa misma línea de cuidar lo que se tiene, desprendiéndose solo de Sebastián Prediger. Fue tal vez el partido más parejo y que mejor medida dio para los contendientes en esta primera fecha.
La presencia de Leandro Somoza, tan firme como siempre pese a sus interregnos largos por lesiones, es un aporte de alto valor para lo que se le viene a los de Liniers. Colón desperdició más de la cuente y se llevó una derrota en su cancha, pero dejó visos de que no la pasará mal en este torneo.
Lanús, que solo se desprendió del goleador José Sand y Diego Valeri y trajo al paraguayo Santiago Salcedo, volvió a dar muestras de que tiene capital en base a individualidades (Eduardo Salvio se destaca de ellas) y un juego de equipo que tiene su motor en un medio campo implacable a la hora de recuperar (volvió a tener a Pelletieri y el siempre firme Fritzler) y entrega limpia de pelota.
Vaya si el segundo gol a Huracán no fue una muestra de ello. Detallista al máximo, el entrenador Luis Zubeldía aporta lo suyo a la autoestima del jugador y le dio a Salcedo el cometido de hacerse amigo de la red contraria al encargarle el penal. Pareció venirle bien porque luego regaló a los hinchas una joyita de definición en el segundo.
El tercer equipo que disfruta de estas módicas bondades es Estudiantes, el que dirige desde dentro de la cancha Juan Sebastián Verón, quien siguió ante Arsenal la línea victoriosa de la reciente consagración copera.
Por Jorge Neri | ||
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