Lunes 24 de Agosto de 2009 16 > Carta de Lectores
El conflicto se reanuda

Para alivio del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el impacto de los resultados de las elecciones legislativas del 28 de junio en el Congreso aún no ha sido suficiente como para provocar una reedición del levantamiento del año pasado cuando, merced al voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos y de algunos oficialistas, sufrió una derrota sorprendente en el Senado. Si bien los operadores del gobierno tuvieron que esforzarse para convencer a todos los integrantes del bloque oficialista de que les convendría cohonestar la prórroga por nueve meses más de la facultad de Cristina -es decir de su marido- para fijar las retenciones a las exportaciones agropecuarias, asegurándoles así lo que es su fuente de financiación más importante, en esta ocasión lograron imponer su punto de vista con cierta comodidad, por 38 votos contra 30. Pero aunque los productores rurales tendrán que esperar hasta diciembre antes de que comience a sesionar un Congreso más dispuesto que el actual a prestar atención a sus reclamos, sus dirigentes insisten en que seguirán protestando. Puesto que los ruralistas saben muy bien que los Kirchner, comprometidos como están con un esquema ideológico en que los hombres del campo figuran como "oligarcas" y "golpistas", continuarán tratándolos como enemigos, todo hace prever que en las semanas próximas se multipliquen los enfrentamientos protagonizados por activistas del campo y los militantes de grupos paraoficiales resueltos a castigar a quienes se animan a celebrar manifestaciones antigubernamentales.

Al optar por adelantar las elecciones varios meses, el gobierno creó una situación peligrosa. Como señaló el senador nacional mendocino Ernesto Sanz, en junio "once millones de argentinos de un padrón de 15 millones votaron en contra del modelo", pero así y todo el gobierno tiene derecho a continuar obrando en base a los resultados electorales de dos años antes. Dadas las circunstancias, lo lógico sería que los Kirchner reconocieran que se ha modificado drásticamente la realidad política y que por lo tanto les corresponde adaptarse a ella, pero a pesar de la convocatoria a un "diálogo" con la oposición y los presuntos representantes de distintos sectores socioeconómicos, la presidenta y su marido han dado a entender que no es su intención conceder nada. Mientras que antes de las elecciones pudieron justificar la intransigencia así supuesta recordándoles a sus adversarios que disfrutaban del apoyo del electorado, a partir del 28 de junio se han visto constreñidos a subrayar que el Congreso que fue elegido en el 2007 conserva su legitimidad e insinuar que los méritos intrínsecos de su "proyecto" son tan evidentes que deberían seguir "profundizándolo" contra la voluntad manifiesta de la mayoría de sus compatriotas.

Los Kirchner apuestan a que la oposición se resigne a esperar algunos meses más antes de hacer valer el poder conseguido en las elecciones y que se mantengan firmes los bloques parlamentarios oficialistas. Puesto que la mayoría de los opositores quiere que se respeten las reglas constitucionales, es probable que procure hacer gala de su paciencia, pero existe el riesgo de que debido a las consecuencias de la recesión económica se produzcan brotes de rebeldía extraparlamentaria por parte no sólo de los ruralistas sino también de quienes pierdan su trabajo o se vean golpeados por el tarifazo energético que ha sido postergado pero que pronto entrará en vigencia. Asimismo, los problemas fiscales de muchas provincias son tan graves que a sus gobernantes les será sumamente difícil mantener conformes a los empleados públicos. Si bien los Kirchner se resisten a entenderlo, acarrea muchos riesgos la táctica que han adoptado de actuar como si a su entender los resultados electorales fueran meramente anecdóticos y que por lo tanto les es dado pasarlos por alto. Puede que buena parte del arco opositor esté preparada para tolerar su terquedad a sabiendas de que en diciembre por fin tendrá una oportunidad para aprovechar lo que consiguió medio año antes, pero no hay ninguna garantía de que las muchas víctimas del "modelo" kirchnerista, empezando con los productores rurales, también se muestren dispuestas a quedar pasivas hasta que se haya superado el insólito desfase político que fue ocasionado por el adelantamiento de la fecha electoral.

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