Es tan famosa como sus modelos, pero el perfeccionismo tiene un precio: la fotógrafa Annie Leibovitz está al borde de la bancarrota y Nueva York se pregunta cómo su niña mimada pudo llegar a eso. Para componer las fotos que la convirtieron a los 59 años en una de las mejores retratistas del mundo, a Leibovitz nunca le preocuparon las finanzas.
Llevar a Arnold Schwarzenegger a la cima de una montaña, sumergir a Whoopi Goldberg en una bañera llena de leche o cerrar el palacio de Versalles para fotografiar a Kirsten Dunst como María Antonieta: todo le está permitido. Los famosos hacen cola para quedar inmortalizados por su cámara en un estilo que raya en el hiperrealismo, pero codearse con la celebridad tal vez le haya hecho perder el sentido común y hoy está cubierta de deudas.
En plena tormenta de la crisis, Annie Leibovitz hizo en diciembre de 2008 lo que muchos artistas y coleccionistas de arte: recurrir a una institución financiera que le prestó dinero a cambio de una hipoteca sobre las obras. Hoy debe 24 millones de dólares y el 8 de setiembre vence el plazo a partir del cual entrará en bancarrota si no devuelve el dinero a Art Capital, que le inició una demanda judicial reclamándole lo pactado.
Montieth Illingworth, portavoz de Art Capital, explicó que exigen a Leibovitz "cumplir con el acuerdo que firmó, autorizando a Art Capital vender sus bienes artísticos e inmobiliarios y pagar las cuotas que debe". Además de sus archivos fotográficos, estimados según el New York Times en 50 millones de dólares, está hipotecada su casa --que ocupa toda una esquina del Greenwich Village-- y una residencia en Rhinebeck, al norte de Nueva York.
Si la artista se declara en bancarrota, corresponderá a la justicia decidir qué bienes serán vendidos y en qué condiciones, para pagar la deuda. La financiera Goldman Sachs entró al ruedo esta semana afirmando poseer parte de la deuda de Leibovitz y declarando estar dispuesta a "ayudar". Sin embargo, Art Capital --que rechaza la etiqueta de "casa de empeño para millonarios" que algunos le atribuyen-- dijo a la AFP que "Goldman Sachs no tiene derecho contractual a tener contacto alguno con Leibovitz".
"Si Goldman Sachs quiere adquirir nuestros interesas en este préstamo, lo invitamos a hacer una oferta y le deseamos buena suerte en sus futuras relaciones" con la fotógrafa. Leibovitz nunca tuvo la reputación de organizar bien sus finanzas. Cuando en los años 80 American Express la contrató para una campaña, trascendió que irónicamente en el pasado le habían negado otorgarle la famosa tarjeta.
Pero desde el cantante John Lennon desnudo con Yoko Ono --fotografiado horas antes de su asesinato en 1980-- a la reina Isabel de Inglaterra, pasando por Demi Moore embarazada y desnuda, es difícil encontrar un famoso que no se haya retratado con Leibovitz, que debutó en la revista Rolling Stone en 1970. Desde que el New York Times reveló el asunto a principios de año, la ciudad entera especula sobre las razones de la caída en desgracia de una de sus mejores artistas, nacida en 1949 en el Estado vecino de Connecticut.
La revista New York Magazine dedicó esta semana un extenso artículo para arriesgar una respuesta, relatando cómo el tren de vida de Leibovitz y sus obsesiones profesionales fueron poco a poco alejándola de la realidad. La revista escruta desde las puestas en escena delirantes de sus fotos hasta su creciente gusto por el lujo, incluyendo la compra de un departamento sobre el Sena en París para disfrutarlo con su ex amante la escritora Susan Sontag --otra neoyorquina predilecta-- fallecida en 2004. En un documental dedicado a Leibovitz, la editora de Vogue Anna Wintour da su propia explicación: "El presupuesto no es algo que entre en su consciencia, pero vale la pena, porque al final, ella te da una imagen como nadie más puede lograr".
AFP