Hace pocos días 41 chicos y chicas ingresantes iniciaron el ciclo lectivo en el Instituto Balseiro de Bariloche, entidad que esta vez ha puesto en juego su prestigio para convencer a la sociedad de que la institución no es un coto cerrado, solo para "cerebros o genios", sino una universidad pública gratuita y abierta a para los jóvenes argentinos y latinoamericanos que quieran estudiar ciencias con entrega y entusiasmo en un clima de excelencia académica.
Para ello el incentivo es poderoso. A los alumnos les pagan una beca integral de entre $ 1.700 y $ 2.000 mensuales a cambio de una dedicación exclusiva a su formación profesional en las carreras de Licenciatura en Física, Ingeniería Mecánica e Ingeniería Nuclear, las tres que con sus correspondientes maestrías y doctorados se dictan en el establecimiento, además de otras especializaciones.
Los estudiantes tienen asegurado el alojamiento en el campus del Centro Atómico Bariloche -aunque no es obligatorio que residan allí-; cuentan con servicio de comedor a un precio acomodado o bien pueden preparase sus propias comidas en las cocinas equipadas de los pabellones donde viven. Para el tiempo libre disponen de amplias instalaciones deportivas, cine club, sala de juegos, biblioteca de interés general con colecciones de discos compactos, videos y televisión satelital.
Un entorno maravilloso de bosques, montaña y ruidos de la naturaleza brindan en todo momento un recreo a los sentidos y un ambiente apacible para el estudio.
Si esto puede llamar suficientemente la atención tratándose de un instituto educativo público con rango de facultad dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo, no menos interesante es el sistema de enseñanza que, por ejemplo, da a los estudiantes la certeza de cuándo se recibirán porque está diseñado para que no haya alumnos crónicos. En cada semestre, es condición indispensable para continuar los estudios el haber aprobado todas las asignaturas del período anterior.
Los exámenes finales de cada materia pueden desaprobarse una sola vez. Si hay un segundo fracaso, se pierde automáticamente la beca y con ello la posibilidad de seguir allí. Igualmente se contemplan situaciones especiales, de salud o familiares, en cuyo caso la beca se suspende provisoriamente durante un año.
Por lo demás, la vida estudiantil es como la de cualquier universidad. Los alumnos tienen libertad de movimientos y disponen de su tiempo para practicar deportes, juntarse con otros jóvenes o participar de algunas de las actividades de extensión como el coro o el grupo Encuentro, que trabaja solidariamente con los chicos de la calle.
El régimen es exigente pero viene acompañado por varios alicientes como que todos los estudiantes son becados, hay un reducido numero de alumnos por curso y una elevada cantidad de docentes lo que asegura una enseñanza personalizada y a cargo de profesores que son científicos o tecnólogos en actividad, con proyectos en pleno desarrollo.
Se privilegia la experimentación, la que se lleva adelante en los alrededor de 30 laboratorios de avanzada del Centro Atómico Bariloche, organismo del que el Balseiro es asimismo su unidad educativa porque es el único lugar del país donde se dicta Ingeniería Nuclear.
¿Es imposible de seguir un cursado así?
De un lado, las cifras de egresados desde que el Instituto se creó en 1955, dicen que no, pues de sus aulas salieron 892 licenciados, 227 másters y 395 doctores, la mayoría insertados exitosamente en el mundo laboral.
Desde la otra punta, a los nuevos becarios llegados apenas a principios de agosto les parece que tampoco; más allá que coincidan en considerar más intenso el régimen de estudio que en sus universidades de origen. Es que todos han debido aprobar los dos primeros años de carreras afines en otras casas de altos estudios antes de poder postularse para entrar al Instituto Balseiro.
El examen de ingreso es obligatorio y consta de una instancia escrita, de evaluación de conocimientos, y otra oral donde se pondera cuán creativa es la persona o sea cuánto es capaz de poner de sí para solucionar problemas.
El doctor en Física, Alex Fainstein, uno de los vicedirectores informa que el cupo de becas se ha ampliado por la inyección sustancial de más fondos para la actividad científica desde el gobierno nacional y que la institución está en condiciones de duplicar la cantidad de becarios.
Muestra de ello es que se están terminando nuevos pabellones de alojamiento que acaban de ser habitados por los estudiantes.
Salir activamente a explicarle a la sociedad los beneficios de que a los alumnos les paguen para estudiar, ha sido y es el objetivo central de la nueva Comisión de difusión. Su responsable, la doctora en Física Karen Hallberg, está empeñada en desmitificar la imagen del Balseiro como una institución a la que solo pueden acceder unos pocos "genios" o "cerebros".
En concordancia con Fainstein detalla que "al principio entraban 30, ahora 40 porque se aumentó el número de becas y hace pocos años se agregó la carrera de Ingeniería Mecánica", cuya quinta camada recibió sus títulos en junio.
Sin embargo, en ese propósito de quitarles el miedo a los interesados por entrar al Balseiro, Karen no quiere que pierdan de vista que el mantenimiento del "nivel de excelencia" es el mayor mérito que ha caracterizado al instituto desde su fundación, hace más de 50 años, por un acuerdo base entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo.
Lo institucional
• El Balseiro es un centro de enseñanza en Física, Ingeniería Nuclear e Ingeniería Mecánica; fue fundado en 1955 en las bases de un acuerdo entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo.
• El Centro Atómico Bariloche es un centro de investigación básica y aplicada en física y ciencia de los materiales, como también en investigaciones y desarrollo en ingeniería nuclear.
• Juntos, el Balseiro y el Centro Atómico han formado una unidad estrechamente interrelacionada para la educación y el progreso científico y tecnológico.
• El enorme predio, de aproximadamente 76 hectáreas, donde están emplazadas las instalaciones educativas, laboratorios, viviendas y el mismo Reactor nuclear, fue cedido por el Ejército. De hecho se ubica adyacente a la Escuela Militar de Montaña de Bariloche.
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Mónica Jofré, Natalia López (periodistas)
Verónica Roig (reportera gráfica)